El nuevo coloso petroquímico de América Latina despierta en México

El nuevo coloso petroquímico de América Latina despierta en México

22 marzo, 2016
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Actualizado: 22 marzo, 2016 0:00
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Beatriz Fenner

Nanchital (México), 22 mar.- Un coloso de 31.000 toneladas de acero ha despertado en el estado mexicano de Veracruz. Con 5.200 millones de dólares de inversión, el mayor complejo petroquímico de América Latina ya produce el etileno que permitirá terminar a la larga con el 70 % de la importación de plástico al país.

La planta, a la que tuvo acceso exclusivo Efe, parece a lo lejos la línea de rascacielos de una ciudad, dominada por una torre de 120 metros y otra de 102 que sobresalen en el paisaje selvático del municipio de Nanchital.

Ocupa unas 200.000 hectáreas de terreno a orillas del río Coatzacoalcos y comienza ahora a producir etileno, materia prima que se transforma en «pellets», unas bolas blanquecinas de unos tres centímetros de diámetro que son el producto final de un largo proceso.

El volumen total de «pellets» a pleno rendimiento será de un millón de toneladas de polietileno de alta y baja densidad (plástico), que al año terminará con el 70 % de la importación de este material a México.

«Salimos de la fase de construcción y comenzamos el proceso de operación. Nuestra preocupación sigue siendo la seguridad, que la gente tome consciencia y reconozca los riesgos. La planta está llena de gases y los sistemas están operativos», afirmó a Efe Eduardo Lima de Rozendo, director general de Etileno XXI, la constructora.

Estos días se cierran cinco años de construcción del complejo, en el que se emplearon 411.000 toneladas de concreto con los que se podrían construir 3,4 estadios de fútbol como el Maracaná de Brasil, 3.800 kilómetros de cable que podrían cubrir la distancia entre Panamá y Houston, y una estructura de acero de 31.800 toneladas, con las que se podrían levantar cuatro Torres Eiffel.

«Durante cinco años estuvimos trabajando para materializar una idea grandiosa en tamaño e impacto. Esta semana es el inicio de producción de etileno, la materia prima de este proceso», dice Roberto Velasco, director industrial de la empresa Braskem Idesa, la operadora.

Ya funcionan unos compresores inmensos cuyo consumo eléctrico equivale al de una de pequeña ciudad, y cuatro de sus seis hornos, los más grandes construidos en su tipo.

Su centro de control es una sala con tres islas y decenas de pantallas conectadas a unas 30 cámaras.

Desde ahí se observa el funcionamiento de seis hornos con 536 quemadores; un reactor biológico; el «cracken» o el lugar donde el etano se convierte en etileno con la ayuda del vapor, y miles de kilómetros de tuberías que transportan agua, gas o vapor.

El complejo genera energía eléctrica para autoabastecerse, equivalente al consumo de toda la vecina ciudad de Coatzacoalcos.

Mil canales de radio garantizan la comunicación de todas las áreas, cuyos datos encriptados pasan por una torre de comunicación propia.

El agua que se emplea, unos 83.000 metros cúbicos por hora, se bombea desde la presa La Cangrejera. Tanques de tratamiento devuelven al río agua 100 % limpia.

En su punto más álgido de construcción la planta empleó a 17.000 personas, su mano de obra total sumó 28.000 de 29 nacionalidades y llegó a transportar diariamente a sus empleados en 420 camiones.

El complejo tendrá una capacidad de procesamiento de 66.000 barriles de etano por día, que se le compran a la estatal Pemex y que antes se desperdiciaban.

Con el etano que recibe por una tubería de 200 kilómetros desde Villahermosa, en el vecino estado de Tabasco, se producirán 750.000 toneladas de polietileno de alta densidad, para protectores de celulares o tabletas, prótesis médicas o casi cualquier objeto de ese material, y 300.000 toneladas de polietileno de baja densidad, para hacer bolsas.

Las arcas del Estado mexicano recibirán unos 1.500 millones de dólares anuales por el proyecto, que producirá por lo menos durante los próximos 25 años y cuyos productos serán distribuidos mediante cuatro líneas ferroviarias y miles de camiones de carga.

Etileno XXI estuvo liderado por Odebrecht Ingeniería & Construcción Internacional-Ingeniería Industrial, que tuvo a su cargo lo que se conoce como IPC (Ingeniería, Procura y Construcción).

Ahora está siendo operado por Braskem Idesa, empresa mexicana formada por la brasileña Braskem (brazo petroquímico del Grupo Odebrecht y la productora más grande de resinas termoplásticas de América) y Grupo Idesa, importante grupo del sector petroquímico en México.

La fase de operación generará unos 3.000 empleos directos e indirectos. EFE

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