Obama expulsó a 2 millones de mexicanos en su mandato
Las legislaciones de Bill Clinton siguen vigentes, y fueron la base para la expulsión de dos millones de migrantes durante el gobierno de Barack Obama.
El presidente de EE.UU, Donald Trump, pretende fijar un impuesto sobre todas las importaciones procedentes de México para costear el muro que quiere construir en la frontera común.
Donald Trump firmó el pasado miércoles órdenes ejecutivas para construir el muro en la frontera con México y para expulsar a inmigrantes con antecedentes penales, así como para asegurar la frontera con México.
A causa de estas políticas son muchas las protestas del sector de la izquierda, que veían a la perdedora de las elecciones del pasado mes de noviembre, Hillary Clinton, como una salvación para Estados Unidos.
Sin embargo, tal y como recogía el pasado mes de julio la BBC, en los dos períodos de gobierno de Bill Clinton, entre 1993 y 2001, se promulgaron leyes de migración que facilitaron la deportación de migrantes sin documentos.
Las legislaciones siguen vigentes, y fueron la base para la expulsión de dos millones de migrantes durante el gobierno de Barack Obama.
En su primer año en la Casa Blanca, Bill Clinton promovió nuevas negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Hillary Clinton, como secretaria de Estado, y a pesar de la campaña que realizó hasta el pasado noviembre, vivió momentos difíciles con México, e incluso enfrentó diferencias diplomáticas con el gobierno de este país.
Bill Clinton autorizó el muro entre EE.UU y México hace 22 años
El muro entre Estados Unidos y México no es una propuesta nueva de Donald Trump. La primera zona limítrofe existe desde hace 22 años y se autorizó durante al gestión de Bill Clinton. Este muro alcanza, entre otros tramos, los límites entre San Diego, California y Tijuana, Baja California.
En 1994, a un año de que Bill Clinton llegara a la Casa Blanca por primera vez, se estableció la “Operación Guardián” con la cual se edificó la primera parte del muro en California.
El programa gestado en el Gobierno de Clinton, planteó la construcción de un muro de más de mil kilómetros para evitar la entrada de los inmigrantes mexicanos, y aunque no hay estadísticas claras al respecto, ha provocado más de tres mil muertes. Otro se edificó en 1997 en Texas, a propuesta del congresista mexicano estadounidense, Silvestre Reyes.
La estrategia para frenar a los migrantes que se alejaron de California para cruzar la frontera texana se llamó “Operación Río Grande”.
El republicano Duncan Hunter propuso un plan al Senado el 3 de noviembre de 2005 para reforzar la barrera fronteriza entre los dos países. La propuesta fue aprobada el 15 de diciembre de 2005, lo que se tradujo en la construcción de un muro fronterizo de alrededor de mil 123 kilómetros.
La estrategia provocó la muerte de más de 5.000 personas entre 1995 y 2000, según datos de la Patrulla Fronteriza y organizaciones civiles como la Fundación de Asistencia Legal de la California Rural.
No fue todo. En 1996 el Congreso aprobó dos leyes que endurecieron la política migratoria estadounidense, aún vigentes.
Se trata de la Ley Antiterrorista y Pena de Muerte Efectiva, que autoriza procesos acelerados de deportación. Una de sus consecuencias es la separación de miles de familias migrantes.
La otra legislación es la Ley de Inmigración Ilegal y Responsabilidad del Inmigrante. Con esta enmienda las personas deportadas no podían volver a Estados Unidos durante tres años.
Ambas propuestas fueron aprobadas por el congreso estadounidense, entonces con mayoría del Partido Republicano. El expresidente Clinton tuvo que promulgarlas.
Hillary Clinton investigó al presidente Felipe Calderón
En su etapa como secretaria de Estado, Hillary Clinton tuvo desencuentros con el entonces presidente Felipe Calderón.
Según detalla el periodista Wilbert Torre en el libro ‘Narcoleaks, la alianza México-Estados Unidos en la guerra contra el crimen organizado’, la mayor crisis, además de la guerra del narcotráfico, fue la filtración de documentos clasificados de la embajada estadounidense en México, que fueron parte del caso llamado Wikileaks. Una de las comunicaciones reveló que el Departamento de Estado investigó la salud mental de Calderón.
La Casa Blanca «deseaba saber cuál era la personalidad de Calderón y su estilo de gobernar, y cómo ese estilo estaba afectando los asuntos de gobierno». Hillary Clinton firmó un documento enviado a la embajada en México para realizar la investigación.
En julio de 2010, la secretaria de Estado dijo que los narcotraficantes mexicanos se parecían cada vez más a una insurgencia armada. Los comentarios, indica Wilbert Torre, «eran una afrenta para Calderón». En enero de 2011 ambos se reunieron en privado. La reunión fue tensa. Al concluir Clinton confesó a sus colaboradores: «Ha sido el peor encuentro que he tenido con un jefe de Estado».