Sánchez pide no dejarse arrastrar por el nacionalismo excluyente cuando él si lo hace con los independentistas catalanes y los proetarras de Bildu
No hay nacionalismos más excluyentes que los dos que sufre España y los españoles, como son el de los independentistas catales y los proetarras de Bildu, que tienen en su macabra historia más de 800 muertos para implantar su ideología y conseguir la independencia del País Vasco.
A Pedro Sánchez le escuece y mucho el imparable ascenso electoral de VOX y que lo españoles no le perdonen su pacto con los independentistas catalanes y los proetarras de Bildu para llegar a presidente de Gobierno español sin haber ganado unas elecciones generales.
Pero Pedro Sánchez tira de nuevo de catadura moral y para él los nacionalismos excluyentes sólo son los que representan la derecha alternativa, que como VOX en España están arrasando el resto de Europa, debido entre otras cosas al fracaso y al fiasco que supone para los vida de los europeos la socialdemocracia, de la que tanto presume.
Pues bien, dos de los nacionalismo más excluyentes que hay en Europa es el de los independentistas catalanes y el de los proetarras de Bildu. Los primeros ni siquieran permite, por ejemplo, que en sus colegios se estudie en español y señalan a todos aquellos, intentando su marginación, a los que no comulguen con sus ideas. Los proeterrras van a un más lejos. Sus armas ‘políticas’ fueron el asesinato, el secuestro o la extorsión. Más de 800 víctimas mortales y miles de heridos simplemente porque no comulgaban con sus ideas de nacionalismo excluyente.
Sin embargo, Sánchez afirma que «ningún europeísta se deje arrastrar» por las fuerzas que representan al nacionalismo excluyente que «amenaza» a la integración de la UE, aunque él si se deja arrastrar, y quizás hasta la altura del betun.
En su discurso ante el pleno del Parlamento Europeo, Sánchez advirtió de quienes esgrimen un mensaje «ya conocido» en Europa y que «sembró de cenizas esta tierra hace décadas», y apuntó que así lo vio con sus propios ojos a finales de los años noventa en Bosnia, cuando trabajó para Naciones Unidas en la ciudad devastada de Sarajevo.
«La barbarie, que creíamos desterrada de la historia de este continente, se hizo presente cuando nadie la esperaba. Alimentada por fuerzas que siempre anteponen el odio a la razón», recordó, algo común a sus socios de moción de censura, como representa el dirigente catalán Torra o el vasco Otegui, por cierto, condenado por terrorismo y ahora socio de Sánchez.
Por eso, no se entiende muy bien, su insistencia en pedir en la Cámara europea que nadie se deje «arrastrar por estas fuerzas», cuando él es el primero que así lo hace.
Además advirtió de que la «pujanza» de dichas fuerzas no solo amenaza el proyecto de integración europeo sino que también «condiciona de manera sutil la agenda de quienes son, en principio, contrarios a ellas». La primera agenda que está condicionada es la de Sánchez, que ha tenido que dar 2.200 millones a los catalanes, 1.000, más, por ejemplo, que a los españoles para que le apoyen en sus cuentas con el único objetivo de mantenerse hasta 2020 en La Moncloa y poder seguir disfrutanto de sus viajes en los Falcom oficiales.
Tras advertir de esta amenaza, recalcó que en mayo -se celebran los comicios para elegir este Parlamento- Europa se enfrenta a una «prueba crucial», e insistió en pedir ante la Cámara «que ningún europeísta se deje arrastrar por estas fuerzas».
«Continúen firmes en la defensa de los valores europeos y con fortaleza para resistir los cantos de sirena del autoritarismo. Porque solo persiguen un objetivo, destruir Europa», añadió.
Sánchez apeló a la necesidad de «proteger Europa para que Europa proteja a sus ciudadanos» y apostó así por avanzar en la integración. «Frente a la involución ,progreso, frente a la retórica de las identidades excluyentes, identidades que suman, que no se anulan entre sí», dijo.
Al principio de su discurso, Sánchez se definió como un «apasionado europeísta» y dijo estar orgulloso de este «atributo» en un momento en el que «algunos esgrimen el anti europeísmo como un supuesto activo electoral».
Después, advirtió de que la división es la «mayor debilidad» de la UE y sólo se benefician de ella quienes pretenden que el modelo europeo, basado en la democracia, el progreso económico y el estado de bienestar, fracase.
Todo lo que según Sánchez no se debe hacer con los nacionalismos excluyetes él lo está haciendo en España con los independentistas catalanes y los vascos, donde el ‘nacionalismo excluyente’ es su razón de ser.