Sanciones de entre 100 y 600.000 euros por incumplir las medidas anti-covid

Sanciones de entre 100 y 600.000 euros por incumplir las medidas anti-covid

La Junta aprueba un decreto que establece la gravedad de los incumplimientos
23 julio, 2020
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Actualizado: 23 julio, 2020 15:51
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La Junta aprobó hoy por urgencia un decreto ley que establece tres niveles de infracciones y sus respectivas sanciones por el incumplimiento de las medidas de prevención y contención sanitarias para afrontar la situación de crisis sanitaria ocasionada por la COVID-19 en la Comunidad de Castilla y León. Los tres niveles son leves, graves y muy graves, unas catalogaciones a las que corresponden sanciones de entre 100 y 3.000, entre 3.001 y 60.000 y entre 60.001 y 600.000 euros, respectivamente, que son las mismas que las ya previstas en las leyes sanitarias castellanas y leonesas.

El Consejo de Gobierno informó de que sin perjuicio de estas multas, en casos de infracciones muy graves y cuando la Junta de Castilla y León sea el órgano competentes sancionador, siempre previa audiencia del interesado, se podrá acordar como sanción accesoria “el cierre temporal del establecimiento, instalación o servicio donde se haya producido la infracción o la prohibición de realizar la actividad durante un plazo máximo de cinco años”.

Son infracciones leves aquellas susceptibles de producir riesgo o daño leve para la salud de la población e incluyen los incumplimientos que supongan riesgo de contagio a quince personas o menos. Las graves son aquellas conductas que puedan dañar a más de quince personas y menos de 150; y las muy graves, a más de 150.

Las infracciones apuntan a las conductas que produzcan riesgo o daños por el incumplimiento de los límites de aforo; la celebración y comercialización de reuniones, fiestas o cualquiera otro tipo de actividad con aglomeraciones; el incumplimiento de las medidas generales o específicas de higiene, prevención y control así como de la normativa, y se fijarán conforme a los niveles de impacto causado.

El caso de las infracciones leves, incluye la obligación de uso de mascarillas o su utilización inadecuada; o la obligación de los establecimientos de informar de su uso; no guardar las distancias; o incumplir la cuarentena aunque no se tenga COVID, siendo un contacto directo de un enfermo.

Entre las infracciones graves aparece el incumplimiento de los protocolos, planes o instrucciones recibidos de la autoridad competente; la apertura de locales para actividades prohibidas o suspendidas expresamente; y el incumplimiento del deber de aislamiento domiciliario acordado por la autoridad sanitaria o, en su caso, de confinamiento decretado en personas que hayan dado positivo en COVID-19; o no comunicar a la autoridad competente los casos de sospecha o diagnóstico de la enfermedad o de hechos relevantes cuya declaración resulte obligatoria o negarse a efectuase la prueba.

Por último, entre las consideración de infracciones muy graves están las de suministrar documentación falsa a las autoridades competentes, inspectores o agentes en comprobaciones e inspecciones relacionadas con la COVID-19.

La aprobación de esta norma “responde a la voluntad de la Administración autonómica, ante la actual situación de riesgo sanitario mantenida y de rebrotes de la enfermedad COVID-19 que se vienen sucediendo en muy distintos ámbitos, de usar todos los mecanismos frente a la pandemia que el ordenamiento jurídico facilita”, explicó el consejero de la Presidencia, Ángel Ibáñez, quien lanzó un mensaje de responsabilidad a todos, y alertó de que la Administración autonómica, junto con la local y central, van a ser «contundentes en la aplicación de estas medidas que pretenden proteger la salud».

» Ante la proliferación de actitudes que causando alarma, la Junta no puede estar parada» ante «comportamientos irresponsables» en los que algunos segmentos de la población están incurriendo, en alusión a quienes practican botellón. «Hemos entendido oportuno aprobar este decreto-ley por dos cuestiones, para disponer de un cuadro uniforme y clarificador de las sanciones, y para poder garantizar una mayor seguridad jurídica para los ciudadanos y empresas».

En este sentido, agradeció los esfuerzos que están tomando los municipios para colaborar para hacer cumplir las medidas sanitarias, y les instó a que sigan haciéndolo. A los hosteleros, les valoró también su compromiso al tiempo que les pidió que sigan observando «al máximo» los niveles de ocupación de las terrazas.

En este sentido, este Decreto-Ley se fundamenta tanto en la normativa sanitaria estatal como autonómica, general y sectorial, que, en sus articulados expresan la competencia de las distintas administraciones en la toma de medidas preventivas.

Este conjunto de disposiciones normativas, medidas y actos administrativos “suponen obligaciones para los ciudadanos, de manera que su incumplimiento ha de contar con el correspondiente régimen sancionador, ya existente y regulado de forma completa pero disperso en distintos textos legales, lo que dificulta su conocimiento ciudadano”.

La nueva norma, estructurada en tres capítulos, trece artículos, una disposición transitoria y una adicional, indica que la instrucción y resolución de procedimientos sancionadores emanados de sus preceptos corresponderá a los órganos competentes del Estado, de la Comunidad autónoma y de las entidades locales.

Asimismo el Decreto-ley indica que de velar por su cumplimiento será competencia de los inspectores autonómicos en los diferentes sectores de su actividad pero también, en su caso, de inspectores del Estado y de los propios de los ayuntamientos, así como, en funciones de colaboración, de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, incluyendo las policías municipales.

El Decreto-ley, en su Disposición Adicional, precisa que el régimen sancionador en materia de Protección Civil como consecuencia de la lucha frente a la COVID-19 tendrá un régimen propio y específico, que es el establecido por la Ley de Protección Ciudadana de Castilla y León.

Finalmente, la Disposición Transitoria actúa como cláusula de cierre señalando que los procedimientos sancionadores iniciados antes de la entrada en vigor del decreto ley se continuarán tramitando y se resolverán de acuerdo con la normativa vigente en el momento de cometerse el hecho o actuación.

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