Venezuela, la ‘republiqueta’ que admiran Iglesias, Garzón, Errejón, Monedero, Echenique…, con menos de un dólar de salario al mes

Venezuela, la ‘republiqueta’ que admiran Iglesias, Garzón, Errejón, Monedero, Echenique…, con menos de un dólar de salario al mes

01 octubre, 2020
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Actualizado: 05 octubre, 2020 22:01
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Millones de venezolanos trabajan para percibir a final de mes 0,92 dólares de salario, lo que los condena al hambre en un país con una escandalosa inflación y devaluación de la moneda, fallos en todos los servicios públicos y además en medio de la pandemia de la COVID-19. Este el régimen admirado por Unidas Podemos, por políticos ahora en el Gobierno como Iglesias, Garzón, Montero y por otros, como Errejón, Monedero o Echenique, que aspiran a la implantación en España, tal y como denunció Felipe González, de una ‘republiqueta’ similar a la venezolana.

Trece meses después de que el sueldo mínimo legal tocara suelo al ubicarse en 2 dólares mensuales, el empobrecimiento del país con una de las mayores reservas de petróleo del mundo ha demostrado que no conoce límites y no se detendrá en el corto plazo, mientras su dirigentes, como Nicolás Maduro o Delcy Rodríguez viven rodeados de lujo y de toda clase de bienes, dentro y fuera del país chavista.

A continuación, algunas claves para entender el impacto que tendrá este salario en la vida de los venezolanos:

 ¿QUÉ SIGNIFICA?

El salario se ubica en 400.000 bolívares mensuales, mientras que el dólar, moneda con que se completan la mayoría de operaciones comerciales en el país, se cotiza en 430.670 bolívares por unidad.

De este modo, Venezuela sigue incumpliendo desde 2018 uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por la ONU, que llama a los Estados miembro a erradicar la pobreza extrema antes de 2030.

El indicador por excelencia para saber si una persona se ubica en la miseria lo determina el hecho de percibir menos de 1,25 dólares diarios -frente a los 0,03 que reciben millones de venezolanos-, algo que ocurre en el país desde julio de 2018 y que hoy se ha agravado.

 ¿QUIÉNES LO PERCIBEN?

Unos cuatro millones de pensionistas y al menos otros cuatro millones de trabajadores. Se trata de jóvenes y ancianos, muchos de ellos sostenes de familias hoy arruinadas.

Al menos 10 millones de venezolanos reciben también bonificaciones eventuales que asigna el Ejecutivo de Nicolás Maduro a través de un censo gubernamental, pero estos desembolsos se producen en promedio cada dos meses y nunca superan los 5 dólares.

Esto ha hecho que miles de trabajadores, muchos de ellos profesionales, abandonen sus empleos calificados y se dediquen a labores informales, como el comercio o el trabajo doméstico, en los que obtienen algunos ingresos en dólares.

 ¿PARA QUÉ ALCANZA?

Sólo para comer, una familia de cinco personas requiere unos 300 salarios mínimos pues el costo de la canasta alimentaria ronda los 300 dólares, según estimaciones del Centro de Documentación y Análisis Social (Cendas).

Con 0,92 dólares un venezolano puede comprarse un kilo harina de maíz de baja calidad o de arroz. Una vez terminado ese producto, seguramente en uno o dos días, ese trabajador deberá esperar otro mes para percibir nuevamente sus 400.000 bolívares.

El Gobierno asegura que los venezolanos están bien alimentados gracias al sistema de entrega de alimentos subsidiados conocido como CLAP (Comité Local de Abastecimiento y Producción), pero este funciona de manera irregular, no cubre a toda la población, solo alcanza para alimentar a una familia durante unos cinco días y no incluye proteínas.

En medio de la pandemia, que desde marzo ha sometido al país a un confinamiento, la moneda local se ha devaluado 82,78 % frente al dólar, mientras que la inflación de los primeros ocho meses del año se ubica en el 1.079,67 %, según datos del Parlamento.

Comprar un dólar hoy en Venezuela es 480,84 % más caro que a mediados de marzo, cuando se detectaron los primeros casos de coronavirus en el país, lo que obligó al cierre de numerosas empresas, lo que se traduce en más desempleo.

Los venezolanos han tenido que soportar la escasez de gasolina y los fallos, cada vez más frecuentes y prolongados, en el suministro de electricidad, agua potable, gas doméstico e internet.

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