Wall Street cierra uno de sus peores comienzos del año de su historia
Nueva York, 8 ene.- Wall Street completó hoy uno de los peores comienzos del año en la historia bursátil de Estados Unidos, con un pérdida acumulada semanal de al menos 6 % en sus principales indicadores.
Con la caída de hoy, en los primeros cinco días de este año, los de esta semana, el Dow Jones de Industriales, el principal indicador, cedió un 6,2 %, el selectivo S&P 500 un 6 % y el índice compuesto del mercado Nasdaq el 7,3 %.
Más aún: el Dow Jones perdió la marca de los 17.000 puntos, el S&P 500 la de los 2.000 enteros y el Nasdaq la de las 5.000 unidades, tres niveles con los que había cerrado Wall Street el ejercicio de 2015, muy regular en cuando a su evolución.
La semana que se ha completado este viernes es la peor desde 2011, según las cuentas de los expertos del mercado, y desde luego es uno de los peores comienzos del año que ha tenido Wall Street, según recuerdan los operadores.
Las turbulencias bursátiles desde China que se han registrado esta semana y la progresiva caída de los precios del petróleo están detrás de estos descensos, en medio de temores de que se estén incubando las razones que desataron la crisis financiera de 2008.
La sesión de hoy se presentaba positiva al comienzo, pero poco a poco fueron derrumbándose las expectativas de cerrar en verde, y las últimas horas de operaciones representaron el puntillazo a una semana que ha destacado por el pesimismo generalizado.
También cerró con signo positivo Europa, con caídas finales que coincidieron con uno de los descensos fuertes de Wall Street, aunque en el caso de Nueva York hubo un repunte temporal, para caer después.
En la jornada de hoy, el principal indicador del mercado bursátil de Fráncfort terminó con una caída del 1,31 %; el de París perdió un 1,59 %, el de Londres un 0,70 y el de Madrid un 1,66 %.
Pero los resultados acumulados en esta semana han sido muy malos para el Viejo Continente, al igual que en Wall Street.
Por ejemplo, el principal indicador de Fráncfort, el DAX 30, obtuvo el peor resultado semanal desde 2011, con un descenso del 8,32 %, mientras que en París el retroceso semanal fue del 6,54 %
Y algo parecido le pasó a Madrid, en donde el IBEX 35 acumuló un descenso semanal del 6,65 %, la peor semana en trece meses.
Las pérdidas, como cabía esperar, han sido peores en los mercados asiáticos. En Shanghái se perdió el 10 % en la primera semana del año. En Hong Kong, en cambio, la pérdida semanal estuvo más amortiguada, del 6,7 %.
Gran parte de los descensos que ha habido esta semana tanto en Wall Street como en el resto del mundo han estado ligados a la caída del petróleo. El Brent, de referencia en los mercados globales, ha perdido un 11,5 % esta semana, y el crudo de Texas ha bajado un 10,5 %.
Pero los dardos han estado dirigidos principalmente a los desórdenes generados desde China por las medias correctoras implantadas en los mercados bursátiles para evitar unas caídas bruscas, aplicadas el lunes y el jueves pasados.
La sesión del jueves duró apenas media hora, por lo que las autoridades se vieron obligadas a echarse para atrás en esas medidas correctoras, y los mercados recuperaron este viernes la normalidad, con un resultado positivo.
Pero, según los analistas de Wall Street, todavía hay razones de fondo que imprimen incertidumbre en los mercados, y a pesar de que en China fue una jornada positiva, el Dow Jones perdió hoy un 1,02, un nivel parecido al del resto de los indicadores más importantes.
En un análisis difundido hoy, la agencia Moody’s recordó que las turbulencias de los últimos días en los mercados chinos, las segundas desde mediados del año pasado, demuestran los desafíos que tiene Pekín en la aplicación de sus reformas económicas.
«El hecho de que la volatilidad ha persistido a pesar de los esfuerzos de las autoridades para contenerla ilustra las dificultades para implementar las reformas y mantener a la vez la estabilidad a corto plazo», dice Moody’s en su análisis.
«La respuesta de las autoridades (chinas) a la agudizada volatilidad a corto plazo, una consecuencia inevitable de la reforma, se ha convertido en una amenaza para la credibilidad de esas reformas», agrega la agencia calificadora. EFE