Programas del sabado
Xesús Domínguez, estafado por las preferentes: "Mucha gente se fue quedando por el camino"

Xesús Domínguez, estafado por las preferentes: "Mucha gente se fue quedando por el camino"

22 enero, 2018
|
Actualizado: 22 enero, 2018 9:20
|
PUBLICIDAD

Xesús Domínguez, portavoz de la Coordinadora de plataformas de afectados por las preferentes y participaciones subordinadas, ha asegurado, en una entrevista a Radio Intereconomía Coruña, que el caso de Galicia fue uno especial en toda España. Aún quedan por abonar 100 millones de euros a unos 8.000 afectados por este producto tóxico. Otros, como Encarnación, no llegaron a cobrar ya que fallecieron.
Domínguez carga de nuevo contra el expolio llevado a cabo a todos los ahorradores estafados por la banca rescatada, en su mayoría jubilados. Según las cifras, el saqueo fue de entre 13.000 y 50.000 millones de euros, un montante equivalente a todos los recortes en Sanidad, Educación y Servicios Sociales. «Una barbaridad», ha apostillado.
En el caso gallego, se inyectaron más de 9.000 millones de euros públicos a Novagalicia Banco, entidad financiera que después fue vendida por poco más de 1.000 millones, dejando un agujero en el rescate de 8.000 millones. Abanca terminó de pagar el rescate con el dividendo de la entidad financiera, sin que se pusiera dinero del bolsillo. «Si la entidad financiera tiene beneficios que devuelva hasta el último céntimo que se comercializó indebidamente con malas prácticas bancarias a todos los afectados», ha indicado. Así ha recordado las promesas electorales de Alberto Núñez Feijóo como del propio Escotet a la hora de comprar la entidad financiera. Promesas que se han visto incumplidas para al menos a 8.000 personas.
Según la memoria de 2015, Abanca exigió al Frob hacerse cargo del montante que excediera las provisiones para devolver las preferentes. En 2013, la entidad financiera tenía 154 millones y en 2014, la provisión alcanzó los 194 millones. El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, Frob, tenía dotados entonces 268 millones de euros para hacer frente al compromiso pactado con Escotet. Todo ello, por si los tribunales condenaban a la entidad financiera como responsable civil para resarcir a los estafados. Según las declaraciones de Domínguez, las cláusulas eran de garantía para quien compraba, pero no había reciprocidad.
Asimismo, entre esas cláusulas se incluyó patrimonio inmobiliario, el patrimonio cultural y artístico de las antiguas cajas -estimando más de 100 años acumulando obras de arte-. Los preferentistas desconocen el actual destino de estas obras y en qué situación se encuentran las mismas.

Las tasas judiciales de Gallardón, una piedra en el camino

En cuanto al asunto que les cierne, Domínguez ha recordado que los estafados eran personas «muy mayores, con pocos recursos y sin capacidad para acudir a un abogado» para presentar la demanda, motivo por el que aceptaron recuperar tan solo una parte de sus ahorros -40%, 50% o 60%, dependiendo del caso-. Y es que, por esa misma época y con Alberto Ruíz-Gallardón al frente del Ministerio de Justicia se aprobó la polémica medida de las tasas judiciales. Quienes emprendían la demanda judicial debían hacer frente al pago de estas terribles tasas, muy elevadas que hacían reconsiderar la opción de emprender la vía legal. «Los afectados y sus herederos desistieron». Habla de herederos debido a que muchos de los afectados fallecieron durante estos años de lucha.
Quienes aceptaron estas quitas perdieron el resto de sus ahorros. Y es que, una vez firmado el laudo arbitral se renunciaba a la vía judicial, es decir, no había posibilidad de emprender acciones legales una vez se restituía esa parte del dinero. De esta forma, un estafado podía perder hasta un 12% si se ajustan los tipos de interés. En caso de que la cuenta saliera a favor del afectado, no se reconocía, y cuando eran en contra, se restaba del principal. Con este arbitraje se cerraba la puerta a los tribunales.
El caso de los preferentistas gallegos fue singular porque otros preferentistas podían acudir a los tribunales y esperar que tuvieran una sentencia favorable. Domínguez ha recordado también que la letra pequeña era ininteligible para el común de las personas y más para jubilados sin recursos, como fue la mayoría de los casos. «La entidad sabe perfectamente todo lo que pone en la letra pequeña y no lo explica correctamente», ha indicado. «Da igual cual fuera el producto, todos utilizaban un lenguaje difícil de entender e incluso a veces desconocido por los propios empleados», apostilla.

Los preferentistas, más afectados mental y físicamente

Asimismo, los afectados no solo habían perdido sus ahorros, sino también se aprecian diferencias en la propia salud, mental y físicamente, en las personas afectadas. En este sentido, enumera las causas: estafados, años de lucha burocrática y judicial, y protestas, por las cuales algunos preferentistas fueron multados y sancionados. «Tuvimos que pagar y después recurrir. Como el caso de Encarnación, que acabó con su salud», ha lamentado. «Mucha gente se fue quedando por el camino», ha recordado.
Y es que, las protestas se hacían en la calle, sin importar la lluvia o el frío. «Estábamos a las puertas de las entidades financieras y nos las cerraban en las narices», ha criticado. A todo ello se suma el silencio por parte de los políticos que prometieron dar soluciones a sus casos, pero después no respondieron a ningún requerimiento. «No era de recibo lo que se estaba haciendo», ha resumido. Estas protestas fueron encabezadas por lemas como «estafados por los bancos, expoliados por el Gobierno».

Los reguladores y supervisores permitieron la avalancha de las preferentes

Las preferentes se endosaron desde numerosas entidades financieras y empresas no financieras. Todo ello con la connivencia de organismos públicos que debían velar por los inversores, como el Banco de España o la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Sin embargo, permitieron que Lehman Brothers, dirigida entonces por Luis de Guindos, colocara las cuotas participativas de la CAM, vendida después al Banco Sabadell.
A su juicio, se planeó que parte del rescate bancario se pagara con dinero de estos ahorradores, con la colocación de preferentes y productos híbridos. Desde el PP aseguraron que si no se hacía España hubiera quebrado. «A mí nadie me preguntó si España se iba a la quiebra, y si es así, al menos me lo podían agradecer», ha concluido.

Noticias Relacionadas: