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Del súper a la bolsa

Del súper a la bolsa

FERNANDO LATIENDA
07 octubre, 2020
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Actualizado: 07 octubre, 2020 20:13
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Me imagino que habrán comprobado estos días de nuevo cómo se llenan de clientes los grandes supermercados o el híper de toda la vida coincidiendo con los anuncios y las nuevas restricciones a la movilidad en las grandes ciudades como Madrid. Pero hoy no quiero hablar de la “compra bunker”, o de cómo hay que llenar correctamente el carro de la compra para que quepan decenas de kilos de arroz, los mazacotes de papel higiénico y la montaña de latas de conserva para que el virus no nos pille con la despensa vacía.

¿Se han dado cuenta de que la “musiquilla” que suena siempre en el súper nada más entrar por la puerta es relajante, suave, muy chill out o, pop suave? Música de la que invita a comprar. En la bolsa también pasa lo mismo. Salvo los periodistas que estamos siempre buscando el titular más negativo de todos los negativos, el mercado y la bolsa están diseñadas para atraer al cliente, dejar que mire primero sin agobiarle y lo más importante de todo, no hay que asustarlo más de lo que ya lo está tratándose de un negocio en el que las ganancias o los dividendos de todo un año pueden venirse abajo en una mala semana.

En el mercado también hay todo tipo de reclamos: bueno, bonito, barato, gangas y chollos a gogó. La música no deja de sonar: si usted inversor hubiese invertido 1.000 euros hace diez años en esta compañía hoy tendría 100.000 euros. ¿Quién se va a resistir a esta gran tentación? Lo que nunca te dicen es que con esa otra compañía y, con esa de allí, en vez de 100.000 euros lo que tendrá son 100.000 disgustos.

De esos lances casi nadie quiere hablar. Sólo los medios. Curioso. Aprovechamos lo peor y lo mejor de nuestros estudios para hacer titulares con gran impacto emocional, vendemos, pero también somos los únicos que avisamos de las trampas, el juego sucio, las deudas o el conflicto de intereses en un mundo que nos gusta y nos apasiona pero que no debe deslumbrarnos por productos hiperapalancados con los que dar el pelotazo de nuestra vida o rentabilidades del tropezientos por ciento en 24 horas. Esa es la verdad del mercado.

Luego me iré a hacer la compra al súper. Lo mejor en ese caso es ir siempre comido de casa.

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