Una de zombies

Una de zombies

Javier G. Viviani
24 junio, 2020
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Actualizado: 24 junio, 2020 14:56
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Cellnex, Viscofan, Masmovil, Iberdrola y Acciona. Son los cinco mejores valores del Ibex 35 en lo que va de año. Salvo Viscofan, el resto soportan en balance deuda abultada. Y eso que uno de los requisitos confesados por los gestores a la hora de incorporar una empresa en cartera es el bajo pasivo. Es como si el inversor tuviese algo de querencia por las compañías más apalancadas.

Salvando las distancias, que son muy grandes, hay inversores también arriesgados que apuntan directamente a las conocidas como empresas zombies.

Han aumentado en la actual crisis, como lo hicieron en la de 2008. Tienen nula o poca actividad. Sin recursos. Malviven apoyadas por acreedores y sobreviven con los bancos centrales. Para qué van a hacer los deberes si tienen comprador de primer y último recurso para sus bonos, las autoridades monetarias. Respiran también con las ayudas estatales. Algunas llamando, incluso cruzando, la puerta de la bancarrota. Pero aún así sacan con éxito ampliaciones de capital. El caso más actual, Hertz, compañía de alquiler de coches. Ha tenido siete días en bolsa ganando en cada uno de ellos más de un 30 por ciento. No tienen liquidez ni para echar el cierre. Pero pueden contagiar.

En anteriores, se vio a la banca aguantando a corporaciones que deberían haber caído y que provocaron la caída de muchas que pudieron seguir vivas. Por ejemplo, con las inmobiliarias. Refinanciándolas para evitar su desaparición y no tener que provisionar de golpe gran parte de su crédito impagado. Zombies que se empezaron a ver en Japón en los años 90, luego en Estados Unidos o en Alemania con sus navieras hace unos años. En 2008, Bank of America calculó que hasta un 9 por ciento de las empresas no financieras del Stoxx600 eran zombies.

Lo peor es el círculo vicioso que generan: dañan la economía, hunden la productividad y quitan recursos que podrían ser destinados a empresas sanas y puede que menos vivas que nunca. Son los muertos en los armarios de los bancos centrales y que en esta crisis pueden volver a salir a morder.

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