La hora de los valientes

La hora de los valientes

Rafael Jiménez
22 mayo, 2020
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Actualizado: 22 mayo, 2020 8:20
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Las caídas sin precedentes de todas las economías están generando muchas preguntas. ¿Tenemos un sistema económico sano? ¿Sirvió de algo el aviso de la crisis financiera que personificó Lehman? ¿Las empresas aciertan con sus decisiones estratégicas en tiempos complejos? Parece que no, a tenor de los estragos que está causando ese gran cisne negro que se llama coronavirus.

 

Es llamativo que, entre las reflexiones que surgen en un entorno en el que la primera economía del mundo registra las tasas de paro más altas de su historia, destruyendo 40 millones de empleos y registrando caídas del PIB históricas, con descensos interanuales del 38%, llegue el director ejecutivo de JP Morgan, Jamie Dimon, y le pida a empresas y gobiernos que la pandemia se convierta en una oportunidad para crear una economía más justa.

 

Denuncia Dimon el alto coste de la atención médica, el acceso desigual a la educación, un sistema de litigios y regulación que agobia a las pequeñas empresas, políticas de inmigración fallidas y problemas de infraestructuras. No le falta razón, quizá sí le falte credibilidad, sobre todo cuando pontifica desde la atalaya en la que le colocan los más de 30 millones de dólares que ganó el año pasado, casi 400 veces el sueldo medio de un trabajador de su empresa.

 

El caso es que es ahora cuando las empresas pueden dar verdadera muestra no ya de su altura moral, que no están para eso, están para ganar dinero, sino de la valentía y el liderazgo de sus gestores. Uno de los aspectos más interesantes de repasar la Historia, en este caso económica, es aprender de experiencias pasadas. Y por eso seguro que más de un primer espada de la empresa actual habrá echado ya una mirada y espero que se haya topado con la estrategia que dio a Kellog’s la primacía mundial de la que ha disfrutado tantas décadas.

 

Se ha contado mucho estos días, pero conviene repetirlo. En plena Gran Depresión, cuando todos dejaban de producir, cuando retiraban sus campañas de publicidad, cuando dejaban de sacar productos, llegó Kellog’s y lanzó una apuesta nueva, multiplicando por dos su presupuesto en marketing. El resultado está bien a la vista, décadas después, y ya en aquel momento su beneficio mejoró casi un tercio y, sobre todo, se quedó sin competidores. A ver si las empresas sacan a relucir su audacia y demuestran que quieren ser ganadoras, que quieren hacer de esta crisis una oportunidad. Si lo hacen, todos saldremos beneficiados.

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