¿El futuro del planeta? No, el nuestro

¿El futuro del planeta? No, el nuestro

12 noviembre, 2021
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Actualizado: 14 noviembre, 2021 23:20
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No aprendemos. La Cop26 llegaba como un ahora o nunca para la Tierra pero vuelve a demostrarse que la Humanidad no se ve como tal y prefiere la rivalidad, los intereses cortoplacistas del dinero y la falta de altura de miras.

En lugar de acordar actuaciones decididas para evitar que la temperatura siga subiendo, la política y las empresas contaminan los objetivos de la cumbre para debilitar la exigencia del abandono del carbón y mantener los subsidios a ciertos combustibles fósiles.

Esto solo beneficia a países y a empresas que están convirtiendo en rehenes de sus intereses a todo el mundo. Mientras algunos luchan por garantizar las necesidades energéticas con medios inocuos, las grandes multinacionales, los sátrapas con turbante anclados en el lenguaje de la cimitarra y los burócratas que dirigen con mano de hierro los restos de la hecatombe soviética consiguen extorsionar a otros países y a sus habitantes.

Países que, como España, sin embargo, no son solo víctimas. Es vergonzoso que cerca de culminar ya el primer cuarto del siglo XXI, un país de medio millón de kilómetros cuadrados, con una media de 300 días de sol al año, con 8.000 kilómetros de costa y con multitud de emplazamientos en los que sopla el viento, no sea autosuficiente. Es más fácil mantener lo recibido, seguir dependiendo de quienes se aprovechan de nosotros, colocarse en las grandes compañías cuando terminas tu carrera política…

Somos una isla energética que en lugar de buscar en nuestras virtudes una autosuficiencia que nos liberaría en costes y en vulnerabilidad, nos consagramos a depender de vaivenes geoestratégicos como los que están afectando a la energía en los últimos tiempos. Otros como Francia lo han resuelto por una vía polémica, han apostado por la nuclear, con la que se garantizan el 70% de sus necesidades energéticas a un precio contenido, y ante el panorama actual han anunciado que su apuesta va a seguir creciendo. Nosotros la estigmatizamos por el peligro de accidentes y residuos, renunciamos a sus virtudes pero seguro que padeceremos las consecuencias en caso de un indeseado accidente en el país vecino.

Eólica, fotovoltaica, undimotriz, hidráulica, pero también autoconsumo, de verdad, sin trabas, sin plegarnos a los intereses ni de otros países ni de grupos de presión, mirando solo por España y por los españoles. Es la evolución lógica, es hacia donde tendríamos que remar todos, el problema es que España lleva cuatro siglos sin un liderazgo brillante y sin arrimar el hombro en condiciones. Así nos va.

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