El cromosoma Y ante el 8 de marzo

El cromosoma Y ante el 8 de marzo

06 marzo, 2020
|
Actualizado: 06 marzo, 2020 10:29
|
PUBLICIDAD

Esto es como el tabaco, hasta que no reconoces que tienes un problema no puedes empezar ni siquiera a plantearte dejar de fumar con éxito. No tengo fórmulas mágicas, qué más quisiera. Tampoco tengo claro que todo mi esquema de pensamiento en este asunto esté limpio de clichés y prejuicios adquiridos, pero lo que tengo claro es que los miembros masculinos del género humano tenemos que ser conscientes de que la situación del mundo es inaceptable.

Podemos hablar de la brecha salarial, de un 16 por ciento en la Unión Europea y de un 24 en España, podemos hablar de techos de cristal, de que las mujeres son mayoría en entornos de empleo precario e inestable. O podemos centrarnos en el ámbito educativo y lamentarnos por el hecho de que dos de cada tres analfabetos del mundo sea mujer, que son mayoría entre las personas sumidas en la pobreza más extrema, que millones de ellas son obligadas a casarse cuando son unas niñas, que sigue habiendo muchos países en donde están sometidas a sus padres o maridos con el respaldo de la ley… Y no tenemos tampoco que pensar que son estadísticas ajenas, de países lejanos, es una realidad que, con sus matices y particularidades, afecta a todo el mundo.

Y qué decir de esa triple carga de trabajo que tienen nuestras mujeres por defecto. La mayoría están obligadas a una triple jornada laboral, la de fuera de casa, la del hogar y la del cuidado de las personas. Todo eso salpicado además por la “carga mental”, esa que hace que, cuando nosotros, considerándonos igualitarios, decidimos “ayudar”, en realidad estamos perpetuando una situación sociocultural que marca diferencias y somete a la mujer.

Es muy cómodo dejar la situación tal cual, porque nos han criado así, porque no nos damos cuenta de nuestro privilegio o, simplemente, porque nos dejamos llevar por la inercia. Pero esto no va a cambiar hasta que los hombres seamos plenamente conscientes del agravio al que sometemos a la otra mitad de nuestra especie. Muchos de nosotros compartimos la vida con una mujer, tenemos hijas o, en cualquier caso, todos, absolutamente todos, tenemos o hemos tenido una madre. Queridos compañeros de cromosoma, hagamos que esto cambie. Si no nos vale la obligación moral que tenemos los varones después de tantos siglos de privilegio, que debería ser suficiente, hagámoslo por el amor que tenemos a las mujeres de nuestra vida.

Noticias Relacionadas: