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Introspección

Introspección

27 marzo, 2020
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Actualizado: 27 marzo, 2020 9:37
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Dicen que crisis como estas sirven para ver la talla de nuestros líderes. Surgen voces, de esas que pretenden saberlo todo, difuminadas por el anonimato de las redes sociales, que se afanan en sacar de contextos miradas o risas, que dan muestra de sus muchos “doctorados” pontificando sobre tal o cual medida. Siempre a toro pasado, eso sí. Una de las críticas que surge, también incluso entre aquellos ciudadanos más moderados, es la del manejo de la información, la de la “verdad”. 

Lamentan que los gobernantes no sean sinceros pero no se plantean qué hubiera supuesto para la paz social una declaración de estado de Alarma en la que se hubiera dicho, por ejemplo, “señores ciudadanos, vamos a permanecer tres meses encerrados en nuestras casas, va a haber 150.000 contagiados y 20.000 muertos y, si no lo hacemos, tendremos más de un millón de contagiados y varios cientos de miles de muertos”. ¿Se imaginan la cantidad de papel higiénico que habríamos comprado? No, en serio, habría habido un problema de paz social, sin duda. Una de las obligaciones de nuestros dirigentes es dosificar la información que nos facilitan, como se hace con un niño, porque, de no hacerlo, las consecuencias serían gravísimas.

Así que, asumiendo con resignación que el confinamiento va para largo, me afano en sacarle lo positivo, que siempre hay algo que aprender y que aprovechar en cualquier situación. Creo que es el momento de la introspección. Es el momento de que apreciemos todo lo que nos regala la vida, la suerte que tenemos con los que nos rodean.

Echándonos de menos, cada uno en su casa, es la hora de acordarse de esa compañera de trabajo que te hace más felices los madrugones, que te alegra y te hace pasar en un suspiro la jornada laboral, de sentir cercana en la distancia a esa amiga de siempre con la que has crecido, has vivido estudios, noviazgos conjuntos, vacaciones, esa que siempre estará ahí, ahora al otro lado del teléfono, de añorar a esa compañera de tardes de fútbol, con la que arreglas el mundo tres veces por semana… 

Pero, sobre todo, es el momento de mirar dentro de tu casa y apreciar de verdad lo que has construido en tu vida. De ser consciente de la suerte que tienes con los que te rodean, de que los aceptes como son y de que te sientas orgulloso de todos y cada uno de ellos. De apreciar la capacidad de lucha y el tesón de tu pareja, de admirarla como base de una relación plena y en igualdad, de quererla. En esta sociedad habitualmente frenética no tenemos mucho tiempo para reflexionar, tenemos la mirada siempre puesta hacia fuera, miremos hacia dentro y aprovechemos esta tregua que la realidad nos ha impuesto para reorganizar nuestras prioridades y apreciar lo que verdaderamente merece la pena, nuestra gente.

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