Las mujeres de negro

Las mujeres de negro

15 noviembre, 2019
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Actualizado: 15 noviembre, 2019 9:45
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Los temores ante la llegada -previsible- de Podemos al Gobierno obedecen al miedo cerval de los grandes patrimonios, de los inversores, de los rentistas, por las muchas veces anunciadas medidas contra ellos desde la formación morada, que quiere más gasto social y no tiene de dónde sacarlo en un entorno de presión desde Bruselas para que cumplamos con los objetivos de déficit. A riesgo de equivocarme y dadas las estrategias, legales, que permiten a quienes tienen algo más que la media hacer uso de las alternativas que ofrecen otros socios europeos con fiscalidades más ventajosas, como Irlanda o Luxemburgo, por poner dos ejemplos, no creo que esas propuestas puedan ser poco más que combustible de mitin político. Otra cosa es que se quiera hablar de la flagrante diferencia entre la tributación de las rentas del trabajo y las del capital. Con la excusa, mencionada antes, de que las del capital son móviles y se nos pueden fugar, el hecho es que quienes más tienen pagan alrededor de la mitad que un «rico» asalariado que cobre 60.000€. Creo que ese tipo de reflexiones son útiles pero siempre alejadas de veleidades confiscatorias, como las que empujan a utilizar un impuesto, como el del patrimonio, surgido en tiempos del recordado Fernández Ordóñez, sólo a título testimonial y censitario, para transformarlo en una leva sobre el Capital, claramente contraria a la Constitución, o esa armonización forzada de Sucesiones que pretenden, por la que pagaríamos no dos, tres veces; al heredar el bien, al comprarlo, y al ganar el dinero con el que lo compramos. Si se empeñan por este camino habrá que confiar en el escudo que proporciona estar bajo la supervisión de instituciones supranacionales, esas que ya en su momento se encargaron de poner los pies en el suelo al «Pablo Iglesias» griego. Quién nos iba a decir, allá por 2012, cuando la sola mención de los hombres de negro desataba sudores fríos a la clase económica española que, siete años después, con España creciendo por encima de sus socios europeos, fuera ya del procedimiento por déficit excesivo, el último dique de contención ante las veleidades incautatorias de un gobierno español iban a formarlo Úrsula, Kristalina, Christine y sus legiones, las mujeres de negro.

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