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Las promesas de hoy serán los impuestos del 5 de mayo

Las promesas de hoy serán los impuestos del 5 de mayo

Rafael Jiménez
16 abril, 2021
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Actualizado: 17 abril, 2021 18:31
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Este domingo comienza la campaña electoral de unas elecciones que llevan mucho tiempo ya de lucha política previa y que, más allá de poner en juego el gobierno de una autonomía, con la mayor economía del país, eso sí, supone una suerte de plebiscito para Pedro Sánchez.

Tan importante es para la coalición en el gobierno ganar Madrid que no han dudado en desarticular el ejecutivo, sacar de él al propio Pablo Iglesias e incluso, esta misma semana, apostar por la pérdida de una de las ministras mejor valoradas, Reyes Maroto, para ser la número dos de Gabilondo en una hipotética victoria electoral.

Y más allá de los equilibrios y las luchas políticas, lo que se pone en juego el próximo 4 de mayo llega a lo más profundo de nuestra sociedad, a la forma que tenemos de entender las relaciones entre los individuos y entre éstos y el Estado. Y no es algo irrelevante. Una política impositiva como la que propone la izquierda para estas elecciones, supone someter a la clase media a una presión insostenible a partir de un esfuerzo impositivo inaceptable e incluso a través de una imposición repetida, una y otra vez, sobre los mismos dineros, en una ruta destinada a sostener un aparato público voraz e ineficiente.

Los votantes de la izquierda moderada igual tienen la tentación de escuchar a un candidato serio, catedrático de Metafísica, educado y formal, como Ángel Gabilondo, y quizá doten de credibilidad a sus palabras, cuando promete que no subirá impuestos al menos en dos años. Pero, si lo hace, se estará dejando engañar por el trile que practican Ferraz e Iván Redondo, él no los subirá porque los subirá su partido desde Moncloa, bien que insiste en ello la responsable de Hacienda, María Jesús Montero, quien no contenta con haber fracasado estrepitosamente a su paso por la Hacienda autonómica andaluza, quiere dejar su infausto sello en todo el país. No sé cómo no se le cae la cara de vergüenza cuando utiliza medidas verdades al hablar de unos ratios de presión y esfuerzo fiscal que, tal como habla, no creo que maneje con entendimiento suficiente. Eso espero, porque, si de verdad sabe de lo que habla, nos está mintiendo, está interpretando datos de forma sesgada, se le olvida lo que cobran los escandinavos cuando los pone como ejemplo de lo que pagan en impuestos, hace demagogia sin fin, quiere que cobremos como tercer mundo y paguemos como primero.

Y por si alguien tuviera la más mínima esperanza de que Gabilondo cumplirá su palabra, para que salga de su engaño tiene al propio Iglesias, al que le ha puesto como condición para un gobierno de coalición con Unidas Podemos, precisamente, esa subida de impuestos.  Eso es lo que vamos a tener si triunfa la izquierda en esos comicios, unas subidas de impuestos que, más allá de planteamientos políticos domésticos, no le gustan tampoco a los organismos multilaterales, la OCDE, sin ir más lejos, esta misma semana, nos ha instado a que no subamos impuestos. Y es que, ya lo decía Karl Marx, sólo hay una manera de matar al capitalismo: con impuestos, impuestos y más impuestos.

 

 

 

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