Monedas privadas

Monedas privadas

Rodrigo Rato
27 mayo, 2021
|
Actualizado: 27 mayo, 2021 23:22
|
PUBLICIDAD

No hay muchos activos que aumenten su valor de 1 a 40 en 7 años. La aparición hace 12 años de una moneda privada, solo existente en internet, de producción limitada pareció entonces  algo esotérico y marginal. Esta semana tanto las autoridades de Estados Unidos como las de China han actuado  decididamente contra ella. Su valoración se ha resentido pero todavía ronda los 40.0000 dólares, 1/3 menos que hace 3 meses pero 6 veces más que hace dos años, con 225.000 transacciones diarias. Todas las Autoridades Monetarias de los países más importantes han primero desaconsejado su uso para después limitarlo al máximo. Las razones son muchas.

Nada respalda el valor del Bitcoin sino la confianza en su futuro, inversamente proporcional a la desconfianza en las monedas nacionales, apoyadas en economías altamente endeudadas,  con poblaciones envejecidas. Todos somos testigos conscientes de que nuestros Gobiernos expanden el gasto para relanzar las economías, emitiendo deuda que compran los respectivos Bancos  Centrales. La principal economía del mundo, EE.UU., inunda los mercados con deuda en dólares en más de 2 billones de dólares por año. Los Gobiernos de varios países euro colocan la mayoría sino la totalidad de sus bonos en el Banco Central Europeo. Lo mismo sucede en Japón, cuyo Banco Emisor es el mayor tenedor de acciones en su bolsa. Nadie sabe el volumen de deterioros de la banca estatal China, pero no serán pequeños. Es cierto que las monedas nacionales están respaldadas por sus economías, pero también por su fuerza, aunque desde 1970 el oro abandonó su papel de respaldo ¿Será el Bitcoin el nuevo refugio?

El Bitcoin no es todavía un instrumento de cambio o de compra, los demás activos no se valoran por ellos. Es de momento un valor puramente especulativo, su precio está en las expectativas de ser un adelanto tanto de fuerzas negativas como positivas

También hay aspectos de opacidad que inicialmente jugaban a favor de la moneda digital privada, pero los últimos movimientos  oficiales en EE.UU. obliga a sus ciudadanos a declarar su propiedad. Pronto lo harán otras circunscripciones. Aunque su carácter privado y digital deja abierta posibilidades de cierta opacidad, casi imposible para las monedas reguladas. Por si fuera poco su producción es muy intensa en consumo de energía. El Bitcoin no es todavía un instrumento de cambio o de compra, los demás activos no se valoran por ellos. Es de momento un valor puramente especulativo, su precio está en las expectativas de ser un adelanto tanto de fuerzas negativas como positivas: las  futuras quiebras de los Estados y el dinamismo de la economía digital. Hipótesis las dos muy especulativas, pero que recogen percepciones reales.

El aspecto digital ha sido recogido por los Estados que anuncian ya la emisión de sus propias monedas digitales, con efectos muy profundos para sus sistemas bancarios cuyo papel en la creación de liquidez y manejo de los instrumentos de pago y ahorro puede verse seriamente comprometido, ante la alternativa de monedas digitales de cada Banco Central. Al fin y al cabo si la digitalización reduce e incluso elimina la intermediación en la economía, parece inevitable que también afecte al negocio bancario. Una de las  fuerzas que empuja a retrasar las monedas nacionales digitales, mientras el Bitcoin y otros intentos presionan en la dirección contraria.

Quizás fue muy prematuro considerar al Bitcoin como algo asentado, pero es difícil sentenciarlo ya

La erosión del dólar como moneda global dispararía las alternativas privadas. Sus dos posibles sucesores, el euro y el reminbi,  carecen de la confianza necesaria para ocupar plenamente su puesto. El primero no tiene todavía un mercado único bancario ni de capitales. El segundo está demasiado sometido a las necesidades políticas del Partido Comunista Chino. Así es más que posible un largo mantenimiento  del papel global del dólar, perdiendo protagonismo y atractivo, máxime cuando sus Autoridades no lo quieren demasiado fuerte y sus ciudadanos no ahorran lo suficiente para financiar su propio crecimiento. Quizás fue muy prematuro considerar al Bitcoin como algo asentado, pero es difícil sentenciarlo ya. La desintermediación  digital también llegará a los monopolios estatales. De estos la emisión de moneda es el más significativo. La crisis financiera del 2008 sepultó muchas confianzas. Todavía no conocemos cuantas.

Noticias Relacionadas: