Optimismo

Optimismo

Rodrigo Rato
24 abril, 2021
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Actualizado: 24 abril, 2021 23:57
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La  actual política mundial y también las nacionales buscan plantear horizontes positivos ante una realidad marcada por la Covid 19 que, tanto en términos humanos, sociales y económicos, no sólo ha afectado muy negativamente a los ciudadanos sino que también  deja un reguero de «reyes desnudos». Nada hay peor para un gobernante que transmitir impotencia. Bien es cierto que el «nadie puede hacer nada» resulta  ser una buena escusa, pero de corta duración. Cuando la idea «si tú no puedes que venga otro» se asienta, los dirigentes pierden su atractivo  casi de forma inmediata. Ante ello solo queda el optimismo, como vemos ahora en los gobiernos pero también en los mercados. Sentimiento que puede ser contagioso y hasta necesario a fin de no mirar atrás, sino creer en un futuro mejor e incluso hacerlo posible.

La campaña electoral autonómica de Madrid es un buen ejemplo. Frente a muchos de sus pares en otros gobiernos regionales, Isabel Ayuso hace tiempo que apostó por la iniciativa de la sociedad, tratando de combinar seguridad  sanitaria y actividad  económica de una manera mucho más decidida que otros gobernantes, aquí y en el resto de Europa. El fallo esplendoroso en la distribución de vacunas está impidiendo  a la población  española poder creer en la superación de la pandemia, al menos de momento. El gobierno autonómico de Madrid plantea vivir con ella de la mejor manera posible. Esta vez es la izquierda quien recurre a los mensajes de cautela ante los posibles riesgos, tratando de presentar una realidad sanitaria madrileña mucho más deteriorada que en otros lugares, un esfuerzo que aparece exagerado y que les  lleva a afirmar grandes inexactitudes.

El Gobierno Español trata de infundir un optimismo basado en una promesa de abundancia de fondos europeos, mientras los sectores  económicos concretos ven asomar sus respectivos pies por debajo de la manta

El triunfo electoral del optimismo el 4 de mayo en Madrid sería una muy mala noticia para un Gobierno Nacional conocedor que las dificultades no se acabaran cuando todos  estemos vacunados. Las  heridas de enfermedad y muerte no se cerrarán con la superación de la actual tensión sanitaria. A lo que hay que añadir  una situación socioeconómica con altas tasas de paro y deuda pública. Encrucijada para la que no parece haber respuesta, a juzgar por la reiteración en presentar el mismo Plan de ayudas europeas una y otra vez, siempre con altos niveles de inconcreción. Así el Gobierno Español trata de infundir un optimismo basado en una promesa de abundancia de fondos europeos, mientras los sectores  económicos concretos ven asomar sus respectivos pies por debajo de la manta.

Sánchez no deja hacer, realiza poco por su parte y promete una histórica pedrea de fondos europeos. Nada le puede venir peor que un gran éxito de Ayuso

Ayuso por su parte practica dejar hacer, confiando en que cada cual se arregle sus problemas. Irremediablemente unos lo consiguen y otros no. Sánchez no deja hacer, realiza poco por su parte y promete una histórica pedrea de fondos europeos. Nada le puede venir peor que un gran éxito de Ayuso. Lo sabe y actúa en consecuencia,  aunque generando con sus constantes y desmesuradas críticas un cierto rechazo de los madrileños. «Es el optimismo, tonto», que diría Bill Clinton.

Este no es una situación específica española. En Italia han traído al genio benéfico de Mario Draghi para poder confiar en el futuro. Joe Biden riega su economía con dólares para un futuro mejor inmediato. Hasta Boris Jonshon quiere demostrar en la rapidez  relativa de la vacunación las ventajas del Brexit. Se siente que todos los gobernantes reconocen que sus electorados están hartos. Tanto Emmanuel Macron como la Unión Cristiano Democrática alemana no encuentran el camino. Problema distinto, pero no totalmente, en los regímenes totalitarios, donde no hay libertad pero si opinión pública.

Permitámonos ser optimistas por un tiempo, aunque solo sea para recuperar el animo pero sabiendo que mucho ha cambiado y que la digestión será larga

Los mercados también buscan ser optimistas y muchos lo consiguen, basados en el activismo público fiscal y monetario. La cobertura de los Bancos Centrales promete liquidez hasta que no haya duda sobre la recuperación, en las economías desarrolladas. En las otras, un ojo está puesto en un valor del dólar que permita atraer inversión hacia sus  monedas. Aquí la laxitud prometida por la Reserva Federal es una bendición para gobernantes e inversores por doquier. China sin embargo ya está subiendo tipos, lo que enseña que toda expansión tiene su fin. Tanto ellos como Estados Unidos necesitan el mercado del otro para superar definitivamente el aciago 2020, lo que podría abonar una cierta distensión geopolítica. Buenas noticias para el eterno tercero en discordia, la Unión Europea. Permitámonos ser optimistas por un tiempo, aunque solo sea para recuperar el animo pero sabiendo que mucho ha cambiado y que la digestión será larga.

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