Cambio de régimen económico en Estados Unidos
Hace cuarenta años, el presidente Ronald Reagan y el presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker, supervisaron una reestructuración radical de la economía estadounidense. Hoy, Joe Biden y Jerome Powell están tratando de hacer lo mismo, solo que al revés.
En el cambio de régimen de Reagan-Volcker, el poder en la economía pasó del gobierno al mercado y del trabajo al capital. Se hizo hincapié en la eficiencia, no en la igualdad, y en promover la oferta, no la demanda. La política monetaria se encargó de administrar la economía y controlar la inflación, mientras que el gasto fiscal pasó a un segundo plano. Esas nuevas prioridades se afianzaron, al menos hasta ahora.
A medida que Estados Unidos sale de la pandemia, Biden en su primer discurso en el Capitolio, coincidiendo con los 100 primeros días de mandato, ha pedido apoyo a los republicanos para un nuevo marco que entierre el credo neoliberal que ha reinado desde los años ochenta.
El demócrata defiende el papel del gasto público y de los impuestos en la economía, primero con un plan de estímulo de 1,9 billones de dólares aprobado en marzo, y ahora con propuestas para gastar más de 4 billones de dólares en inversiones públicas y programas dirigidos a expandir el Estado del bienestar. Para ayudar a pagarlos, el presidente ha puesto el punto de mira en los dueños del capital. Pide impuestos más altos sobre las ganancias de capital, las grandes multinacionales y los ricos.
La Fed de Powell también ha experimentado un cambio de régimen. Se acabó el enfoque en limitar la inflación, la piedra angular de la Reserva Federal de Volcker. Ahora el énfasis está en evitar la deflación que ha asolado a Japón durante décadas.
En lugar de tratar de contrarrestar el impulso ultraexpansivo de las políticas de Biden, la Fed las está amplificando. La autoridad monetaria estadounidense se aferra de momento a unos tipos de interés cercanos a cero y, a medida que se amplía el déficit presupuestario del gobierno, el banco central sigue comprando billones de dólares de la deuda resultante. Powell, cuyo mandato como presidente de la Fed se renovará el próximo año, también apoya la apuesta de Biden para aumentar la participación en el mercado laboral de los trabajadores negros e hispanos que históricamente se han quedado atrás.
Hay peligros en el cambio de paradigma que están diseñando Biden y Powell. La economía podría recalentarse y provocar un resurgimiento no deseado de la inflación. Algo que podría poner en peligro la credibilidad de la actual administración en la lucha contra la inflación, que ganaron Volcker y Reagan.
Las fuerzas que impulsan la economía han cambiado significativamente. En aquel entonces, la inflación de dos dígitos era el enemigo número uno. Volcker lideró la campaña para reducirla, elevando los tipos de interés y hundiendo la economía en una profunda recesión. Reagan también defendió lo que se conoce como economía del lado de la oferta. Redujo los impuestos sobre el capital y los ingresos familiares, especialmente para los ricos, y flexibilizó las regulaciones en un intento por impulsar la eficiencia económica.
La presidencia de Biden se produce después de una época de capitalismo cada vez más desenfrenado que no ha logrado generar beneficios para muchos estadounidenses, especialmente con el impacto de la Covid-19 entre los más vulnerables. Los cambios provocados por Reagan y Volcker duraron décadas, una era que puede ser difícil de igualar, y más ahora con las pequeñas mayorías de los demócratas en el Congreso que podrían obligar al presidente Biden a recortar algunos de sus planes más ambiciosos.