A gestionar, a gestionar, hasta enterrarlos en el mar

A gestionar, a gestionar, hasta enterrarlos en el mar

04 enero, 2017
|
Actualizado: 04 enero, 2017 23:59
|
PUBLICIDAD

Mariano no quiere líos, él a gestionar lo que hay, con el menor número de sobresaltos y, sobretodo, a seguir en el castillo.
Con Rajoy la política, esa actividad que consiste en legislar para propiciar La Paz, la justicia y la libertad en un colectivo humano, se ha delegado a los más radicales de la izquierda ideológica.
Mariano no quiere líos, él a gestionar lo que hay, con el menor número de sobresaltos y, sobretodo, a seguir en el castillo.
Esto de gobernar España es muy pesado y la gente no se conforma con nada. Por el contrario convivir con los «media» cada día resulta menos complicado: cuantas más opiniones publicadas existen, menos relevancia tiene cada opinión.
Gestionar es la palabra talismán, sacar de los bolsillos de la gente el mayor número de euros posible y gastarlos con la vista puesta en el rédito electoral. Es desconocido cualquier esfuerzo por diseccionar con mano prudente la relación de los gastos con el propósito de racionalizarlo y limitarlo.
Cuando hoy leía la noticia sobre la multa de 220.000 euritos de la comisión de la competencia a TVE por emitir publicidad encubierta, me ha costado contener una carcajada. ¡Reír por no llorar, claro! Resulta que el Estado sanciona a uno de sus entes, por él financiado, para que los españoles paganos cubramos la multita. ¡Glorioso! Este año serán 700 milloncitos más los 220.000 de la sanción.
Y TVE a comprar más partidos de fútbol, más películas, más contertulios estabulados, o más derechos de conciertos de Año Nuevo. Y así Antena 3 y Telecinco a repartir porquería televisiva a los espectadores y jugoso dividendo a sus dueños.
Pero sigamos con lo de la dichosa gestión. La priorización de los gastos en el presupuesto público es, en muchos casos, escandalosa por injusta. ¿O no es radicalmente injusto que se dedique dinero público a pagar abortos voluntarios, financiar películas, reducir el IVA de los diarios o los libros, pagar operaciones de cambio de sexo, donar dos mil millones a la agencia española de cooperación para proyectos que no pueden creerse, montar referéndums de independencia, dedicar mil millones a televisiones autonómicas, duplicar organismos en todos los niveles de la administración y sustraer esos recursos a la ayuda a los ancianos impedidos, a las familias con hijos pequeños en situaciones de extrema miseria, a las mujeres embarazadas sin recursos o a los parados de larga duración?
A eso le llaman «gestionar».

La demócrata Cifuentes -y amigos y compañeros- utilizan el dinero de todos para embridar a los ciudadanos y limitar sus libertades

Pero no nos olvidemos de la Política con mayúsculas, esa que sobre todo sirve para buscar la convivencia en paz y la protección de los derechos fundamentales. Ahí las cosas se ponen peor si cabe. Veamos algunos ejemplos clarificadores: Cifuentes amenaza con retirar el concierto a un colegio de ideario católico por una carta del director del centro a los padres de los alumnos que contenía críticas a la legislación de género. No sólo el concierto educativo se entiende como una «gracia» que los gobernantes donan a una institución educativa, sino que su concesión se condiciona a la sumisión ideológica al gobierno de turno. Mientras el «populista» Trump propone ya avanzar hacia el cheque escolar que garantice la libertad de los padres en la elección de colegio y potencie la competencia entre escuelas en la búsqueda de la excelencia educativa, la demócrata Cifuentes -y amigos y compañeros- utilizan el dinero de todos para embridar a los ciudadanos y limitar sus libertades.
Lo de los impuestos ya va clamando al cielo. Sin contar la insoportable carga que llega incluso a obligar a pagar IRPF incluso a los pensionistas por su pensión, el poder de la Agencia Tributaria sobre el contribuyente es arrollador en sentido estricto. Los ejercicios fiscales ya no prescriben nunca, la carga de la prueba recae en la «víctima», la interpretación de las normas fiscales es discrecional y mutable en el tiempo, se instituye la retroactividad en la aplicación de las leyes. ¡De locos!

Cuando unos ‘ocupas’ entran en un piso o casa, enhorabuena ciudadano tu escritura de propiedad de la vivienda pasa a ser un título honorífico, como si te nombraran duque de Lepe

Lo de la protección del derecho a la propiedad privada es digno de La Codorniz. Tienes un piso, entran unos tíos con patada en la puerta y se meten dentro. ¡Ole! Ya tienen el título de «Ocupas». Enhorabuena ciudadano tu escritura de propiedad de la vivienda pasa a ser un título honorífico, como si te nombraran duque de Lepe, ahora eres el flamante propietario de un piso cuyo poseedor y usufructuario es el Ocupa. Y no te pongas tonto porque como te revuelvas contra la situación te puede caer la del pulpo.
Y las pensiones, ¡ay las pensiones! Que nos han roto la hucha, bueno nos la están «gestionando». Del cerdito, que algunos han rellenado de monedas durante decenas de años, no queda ni la cola. Mientras altos funcionarios del Estado de bienestar cuentan sobre una mesa los ahorros y deciden gastarlos en fomentar todos aquellos «modelos de familia» que no puedan reproducirse y procrear, no sea que haya más niños que puedan ayudar mañana a rellenar otra vez el cerdito. Osea, peligran las pensiones porque se ha invertido la pirámide de población, solución: potenciar uniones que para reproducirse deban consumir ingentes recursos del sistema de salud para alumbrar una criatura humana! La otra palabra clave es «refugiar».
Consiste en lo siguiente: gobernar y legislar de tal manera que vaciemos de nuestros conciudadanos más emprendedores y trabajadores nuestro país, obligándoles a emigrar, «refugiarse», a otros destinos que les ofrecen más oportunidades, mientras abrimos nuestras fronteras, y concedemos los subsidios que hemos montado con el vaciado de la hucha de las pensiones, a «refugiados» de culturas que proponen nuestra aniquilación. Otro caso paradigmático de «gestión».
Los esfuerzos por demostrar lo evidente son muy agotadores. Los ejemplos expuestos son una minúscula parte de los que se pueden encontrar en un desapasionado ejercicio de reflexión sobre la vida pública en España, pero su sencillo relato es estremecedor.
Se me antoja estar viendo una caterva de políticos de todos los colores, como decía Hayek en su Camino de Servidumbre, socialdemócratas de todos los partidos avanzando hacia nosotros al son de una soflama: «a gestionar, a gestionar hasta enterrarlos en el mar».

Noticias Relacionadas: