La mala noticia de la inflación

La mala noticia de la inflación

26 enero, 2017
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Actualizado: 26 enero, 2017 11:11
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El Banco Central Europeo ha tomado todo tipo de medidas extraordinarias con el objeto de conseguir cumplir su mandato de situar el nivel de inflación de la Eurozona, a largo plazo, cercano pero inferior al 2%.
Pues bien, al menos con los datos previstos para este primer trimestre, dichas tasas se van a sobrepasar en España, pudiéndose llegar incluso al 3%, y en Alemania, donde se podría alcanzar el 2% en este mismo trimestre. La tasa del conjunto de la Eurozona seguirá por debajo.
Es difícil de entender que el mandato del BCE sea un nivel determinado de inflación sin discriminar a qué se debe la subida o bajada del índice de precios. La inflación recoge la variación de los precios de una cesta de productos de consumo en un mes respecto al mismo mes del año anterior. Los niveles tan bajos de inflación de los últimos dos años se han debido, casi en exclusiva, al descenso de los precios energéticos. El precio del barril de petróleo pasó de los 65 dólares el barril a menos de 35 dólares entre abril y diciembre de 2015. Desde los niveles mínimos de principios del año pasado, el petróleo ha subido más de un 70% en dólares y casi un 80%% en euros. Así como la caída de los precios energéticos presionó la inflación a la baja, ahora, la comparativa de con los niveles más bajos de precios energéticos del año pasado con el nivel actual hará que la inflación suba considerablemente.
Efecto base del precio del crudo en Dólares


Es cierto que la inflación más estable, la inflación subyacente, que excluye a los precios energéticos y a los alimentos no elaborados, sigue en niveles inferiores al 1%. Nadie debería alegrarse por la subida de la inflación, más aun, si ésta se debe al incremento de precios de productos importados como el petróleo.
Aunque se repita hasta la saciedad que la inflación ayuda a pagar las deudas, esta afirmación no siempre es cierta. La inflación ayuda a devolver las deudas, si y solo si el deudor ve incrementados sus ingresos al menos en la misma proporción en que aumenta la inflación. De lo contrario, lo que ocurre es que el deudor cada vez pierde mayor poder adquisitivo y tiene menor capacidad de hacer frente a sus deudas.
Una subida de la inflación como la actual, que no se debe a un aceleración de la economía y a un empuje de la demanda sobre los precios, sino que tiene su origen en una aumento de la factura energética con el exterior, equivale a un impuesto sobre la economía nacional cuyo beneficiario es la entidad que nos vende los productos energéticos. No aumenta la capacidad adquisitiva de los ciudadanos, y resta competitividad a nuestras empresas al aumentarle los costes energéticos, sin que exista la seguridad de poder trasladar los mismos en los precios de venta de los productos correspondientes.
La subida de la inflación es una mala noticia para la economía. Adicionalmente, la presión sobre el BCE para que modifique su actual política monetaria, y, en definitiva, acaben aumentando los tipos de interés, será otra mala noticia para la economía.
La inflación ya está aquí, pero no hay nada que celebrar por ello.

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