La UE no es la única alternativa
martes 28/03/2017
Actualizado: 28/3/2017 19:59
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La salida de la Gran Bretaña de la UE, el problema de los ataques terroristas y los movimientos independentistas de Escocia y Cataluña son acontecimientos que han cogido a Bruselas por sorpresa, poniendo en evidencia de que la UE no tiene condiciones para afrontarlos adecuadamente, con rapidez, eficacia y credibilidad. Y esto a pesar de haber surgido después de la II Guerra Mundial como una estrategia de los Estados europeos para cancelar barreras comerciales y asegurar la paz.
Sin embargo, vastos sectores en Europa consideran hoy la UE como un aparato burocrático excesivamente pesado y orgulloso de sí mismo, incapaz de ofrecer respuestas rápidas, de responder a los problemas regionales, con un cierto déficit democrático desde el momento en que su gobierno está constituido por representantes de los países europeos nombrados ´a dedo´ sin consulta previa alguna al pueblo elector. Por esta razón tampoco tiene las competencias para gobernar Europa, sencillamente porque los países miembros no están dispuestos a recortar todavía más su propia soberanía. Y menos ahora, cuando los problemas candentes del terrorismo y del endeudamiento están inclinando la balanza política hacia la derecha.
Otro defecto de la UE es su falta total de neutralidad ideológica, apoyando abiertamente una educación sexual absurda para niños, contra la voluntad de la mayoría, al igual que los ‘gender’ y los homosexuales. En esto la UE no es capaz de darse cuenta que esta actitud de favorecer grupitos minoritarios es gravemente discriminatoria, hasta el punto de invertir totalmente los términos, acusando de discriminación a los que reivindican la neutralidad ideológica. Esto es como dejar que un intruso entre sin más en mi propia casa, porque si lo echo le discriminaría.

Alternativas complementarias a la UE

Sin embargo, sopesando todos los pros y los contras estimo que la UE también ha implementado grandes logros, sobre todo en el libre tráfico de personas y activos económicos dentro de sus linderos. La Canciller alemana A. Merkel dijo más de una vez de que no hay otra alternativa que la UE y el Euro.
Es una opinión política respetable, pero que en ningún caso nos puede privar de la libertad de pensar en alternativas.
Concretamente el Prof. Frey recomienda la formación de corporaciones estatales ad hoc, para afrontar problemas regionales. Así, por ejemplo, ya existen en este sentido instituciones de cooperación a nivel escolar, de iglesias, de bomberos o de hospitales. Además ya hay también organizaciones con fines específicos, como todo lo relativo al cuidado del Rin o del lago de Constanza, en las que participan los países que tienen riberas sobre éstas vías acuáticas.
Cara al futuro cabe pensar en acuerdos militares regionales para la defensa del territorio común. Incluso podrían recaudar sus propios impuestos, con la ventaja de que los ciudadanos podrían controlar mejor el gasto correcto de los mismos. Y con el tiempo, estas plataformas de cooperación interregional descargarían de trabajo a la UE misma, para que se concentre sólo para lo que fue creada, respetando el pluralismo de iniciativas de sus países miembros.
Es fácilmente previsible que un tal federalismo europeo no guste a la UE, pero ella tiene que comprender que no es más que una institución de servicio para el bien de los países miembros, no para el bien propio, como si fuese un ‘supe restado’ a partir del cual se pretende conceder ámbitos de soberanía a sus miembros.