¿Ahorro inteligente? Ni lo uno, ni lo otro
Acabamos de celebrar el Día Mundial del Ahorro. Esta maldita crisis del Covid19 ha traído más ahorro a los hogares españoles. Ahorro por prudencia, no por convicción.
Vemos que la economía se derrumba: cierres de bares y restaurantes, taxis en doble fila en las paradas en espera de un cliente que nunca aparece, comercios con la persiana bajada, hoteles a medio gas y aeropuertos desiertos … Se desploma el consumo, sube el desempleo y frena la inversión extranjera. El escenario es tan sombrío que los españoles hemos optado por sacar la hucha: ajustamos gastos y metemos cada mes nuestro dinero en nuestra cuenta corriente o depósito.
Si, horror! Aún buena parte de nuestros ahorros lo dedicamos al depósito. ¿Sabía usted que es el producto de ahorro con más riesgo? Sï, cuando usted mete su dinero en un depósito sabe sí o sí que va a perder la batalla frente a la inflación. La mayor parte de nuestro ahorro financiero va al depósito y el resto de distribuye entre fondos de inversión, compra directa de acciones – aún estamos muy focalizados en bolsa española, una pena!, y planes de pensiones. ¡Ay, los planes de pensiones!
El gobierno va a recortar drásticamente sus ventajas fiscales, lo que me hace pensar que será su puntilla de muerte. Dicen que, a cambio, fomentarán los planes de empleo, pero ¿porqué enfrentar el ahorro privado individual a largo plazo con los planes de empleo colectivos? Ni ahorro inteligente, ni ahorro a largo plazo ni tampoco ahorro diversificado. Queda mucho camino por recorrer y, o nos ponemos las pilas cada uno de nosotros con formación, constancia y un asesor financiero o … o mucho me temo que ¡nos vamos a comer los mocos!