La economía, Estúpido

Hay una frase de los 90 que sigue estando presente en el imaginario colectivo. A pesar de sus múltiples variantes, la original, la economía, estúpido, sigue más que vigente. Es la que marcó en una pizarra el asesor de Bill Clinton, James Carville ante todo su equipo de campaña. Lo que en un principio fue uno de los tres eslóganes que estableció para motivarlos trascendió para convertirse en la premisa con la que el entonces gobernador de Arkansas ganaría a George Bush padre.La razón: se concentró en la economía cotidiana de los estadounidenses en una campaña presidencial que focalizó el entonces presidente en los asuntos internacionales y quedó para la historia con solo un primer mandato.

Una equivocación que no quiere repetir Donald Trump. De ahí que vuelva la mirada a la economía que tan buenos réditos le dió en la contienda presidencial de 2016 contra Hillary Clinton. Lo hace imponiendo aranceles por doquier para contrarrestar el elevado déficit comercial, con China en la línea de flotación. Aunque también ampliando horizontes a Brasil y Argentina. Y lo último, fijándose en Europa para contrarrestar la tasa Google o las ayudas comunitarias a Airbus. Y de paso haciendo bueno su nuevo eslogan presidencial, Manteniendo América Grande.

Y es que Donald Trump sabe que una de las claves para seguir en la Casa Blanca radica en que sus compatriotas sigan notando la recuperación tras la crisis, algo que no llegó a los bolsillos de los estadounidenses con Barack Obama. Mejor trabajo, más dinero y mayor calidad de vida. Y eso pasa por el núcleo duro del capitalismo, por Wall Street. De ahí su intromisión continua en la independencia de la FED pidiendo tipos más bajos que dinamicen en mayor medida la economía. Paro en niveles estructurales, consumo privado pero también público al alza, con inflación controlada e inventarios de negocios por la nubes son su mejor arma para enfrentarse a su futuro rival sea quien fuere desde Joe Biden a Michael Bloomberg.