La verdadera España vacía

Llevamos casi una semana viviendo una de las experiencias más raras de nuestra vida. Estado de alarma, sin salir de casa salvo para lo imprescindible en la mayoría de los casos y sin más actividad que la necesaria para que podamos mantener las ciudades sin colapsar. Ese es ahora, el mundo, nuestro mundo, algo que nadie hace apenas un par de meses podía imaginar. Un país cuasi paralizado por un virus del que a estas alturas seguimos sin saber casi nada.

Una España vaciada para luchar contra el coronavirus sin que sepamos cuando se volverá a llenar. Y digo vaciada porque sólo hay ausencia de gente en la calle, ya que salir se ha convertido en un auténtico desafío.

Veremos si estas medidas de confinamiento dan su fruto, para enfrentarnos a ese verdadero universo paralelo al nuestro que vive el sector sanitario en nuestro país. Un matrix en el que tener respiradores o lugar en la UCI para los cada vez más contagiados de gravedad. Se ha convertido en el único propósito de los médicos y enfermeras de este país para salvaguardarnos de los peores efectos del covid19.

Todo ello sin olvidarnos de las nuevas profesiones de riesgo: cajeras o
empleados de supermercados, transportistas, dependientes de tintorerías
estancos, kioskos de prensa, periodistas y empleados de gasolineras o banca. Un desafío en toda regla sólo para parar el virus. Un homenaje a todos en esta situación inédita en nuestras vidas y cuyos efectos, de profundidad desconocida e impacto subito, sólo se están esbozando.