Men in Black ¿V?

Men in Black ¿V?

Rafael Jiménez
13 noviembre, 2020
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Actualizado: 13 noviembre, 2020 22:46
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Más allá de la disputa política, las cuentas para 2021 que sigue tramitando el gobierno, hasta ahora con éxito, concitan el rechazo de muchos y muy diversos interlocutores. El de la oposición era esperable, es su papel. El de los empresarios tampoco sorprende al venir las cuentas de un gobierno en el que está presente una formación que los ve como enemigos, no como parte imprescindible de la generación de riqueza de una economía. Lo que sí tendría que provocar algún tipo de reflexión en Moncloa es la crítica que llega desde supervisores y organismos multilaterales.

Si algo ha conseguido el actual gobernador del Banco de España es dejar atrás el infausto recuerdo de dos predecesores tan politizados como MAFO y Caruana. Es por eso, por su carácter técnico, muy en su papel, nada político, por lo que hay que tomar muy en cuenta las palabras de Pablo Hernández de Cos. El gobernador no se cree los ingresos, que serán menores, ni los gastos, en un aumento insostenible. Y no está de acuerdo con la subida del sueldo a los funcionarios en un entorno, como el que vivimos, con los precios ocho décimas en negativo.

Y no es el único. El FMI está convencido de que no es el momento para subir impuestos. Si bien da algo de oxígeno al gobierno al ver con buenos ojos las subidas impositivas a los que salen beneficiados de la crisis, rentas altas y empresas con grandes beneficios, no está de acuerdo con que se planteen subidas en el IVA o los mismos impuestos medioambientales. Y, lo que es peor, el Fondo considera que movimientos de este tipo, si se producen, van a tener un efecto desproporcionado en la población de bajos ingresos, justo a quienes dice proteger el gobierno.

Sin embargo, tres de las medidas más controvertidas de esas cuentas públicas que han pasado esta semana el primer trámite en el Congreso, el de las enmiendas a la totalidad, no van a estar en el texto final. No por un repentino ataque de ortodoxia económica del ejecutivo si no merced a las virtudes que ofrece, a la hora de poner mesura en la acción de gobierno, el tener un ejecutivo en minoría. Gracias a Cs todo hijo de vecino que maneje un coche diésel, se ahorrará la subida impositiva que le querían poner, subida nada selectiva, nada enfocada a los ricos y que íbamos a pagar todos. Y gracias al PNV y al que, para mí es el mejor parlamentario del momento, Aitor Esteban, nos libramos de que nos suban al 21% el IVA de la sanidad y la educación privadas. Medida que además de afectar a mucho contribuyente de clase media, iba a perjudicar al conjunto del sistema con un trasvase de usuarios que las versiones públicas de ambos sectores no están preparadas para absorber.

No sé usted pero yo, con la que está cayendo, voy a comprar un décimo de Lotería de Navidad, el Gordo sería mi lluvia de euros particular, remedo de la que espera Sánchez de Bruselas. Lástima que él tenga que cumplir con unas reformas estructurales que se antojan más que complicadas y no le baste con comprar un décimo, casi que sería hasta más fácil. Igual hasta evitaba que el empeño en ir por libre y no escuchar a quienes te sacan las castañas del fuego pueda terminar forzando una llegada de esos que visten negro por el luto de una economía muerta, bien lo hagan de forma encubierta, como en el rescate financiero a Rajoy o reconocida, como en la Grecia de Syriza, la que no se le caía de la boca al vicepresidente. Bueno, el tiempo será el que nos diga si la franquicia de los hombres de negro ambienta su próximo capítulo en España.

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