Pan para hoy y hambre para mañana

Como era de esperar el Gobierno ha revisado a la baja su previsión de crecimiento para este año. De un 7,2% esperado bajamos al 6,5% por culpa de las restricciones para frenar la tercera ola de la pandemia. También lo ha hecho la Airef que las empeora hasta el 6,6% debido a que este año apenas llegarán a España el 30% de los turistas internacionales que recibíamos antes de la pandemia.

Es el gran drama de la economía española porque sin turismo no habrá recuperación, no habrá riqueza y no habrá empleo. Sin turismo y sin vacuna no quedará más remedio que seguir prorrogando los ERTE hasta que las empresas puedan recuperar su actividad. No queda otra que mantener el balón de oxígeno al tejido productivo, por eso el Gobierno ya ha anunciado la intención de que lo ERTE se prorroguen más allá del 31 de mayo en condiciones similares a las actuales. Patada adelante.

Sin embargo más pronto o más tarde habrá que empezar a plantearse hasta cuándo hay que prorrogar los ERTE. También si tienen que ser café para todos o es momento de empezar a valorar la viabilidad de las empresas. Los ERTE no pueden ser algo para siempre. Han funcionado bien durante esta crisis pero organismos como el Banco de España ya cuestionan su utilidad para mantener el empleo si esta situación se alarga en el tiempo.

Corremos además el riesgo de que haya personas que terminen siendo prisioneras de esta herramienta viéndose en el paro tras su finalización y habiendo perdido dos años. Esto sin contar el palo de Hacienda en la declaración de la renta que muchas clases medias en dificultades económicas van a tener problemas para afrontar, o el aumento de la deuda que ya va por un 120% del PIB. Por tanto los ERTE pueden ser pan para hoy y hambre para mañana. Y si no que se lo digan los mil trabajadores de H&M que van a pasar del ERTE al ERE y se van a quedar en la calle.