Qué pasa con la migración

Qué pasa con la migración

23 septiembre, 2016
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Actualizado: 23 septiembre, 2016 20:09
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Desde que hay hombres sobre la tierra hubo translocaciones masivas. Primero la tribu en búsqueda de alimentos y seguridad, luego los grandes movimientos de los pueblos en busca de mejores condiciones de vida, según la ley del más fuerte. Así, por ejemplo, los Germanos llegaron a Roma, los Hunos hacia donde está hoy Hungría, los Vikingos o Escandinavos llegaron hasta Rusia a través del Mediterráneo, del Mar Negro y del Volga, que les permitió adentrarse muy tierra adentro, fundando así la nación Rusa.

Saltándonos milenios, ambas guerras mundiales del siglo pasado en Europa han significado la mayor migración de la historia: decenas de millones se han marchado de Europa, principalmente hacia los USA, Latinoamérica y Australia. Esta corriente inmigratoria ha supuesto para los países huéspedes una enorme ventaja porque este capital humano traía un alto nivel cultural y educativo, produciendo en ciertos sitios un verdadero trasplante de Europa, como es el caso de USA, Canadá, Chile, Australia y Argentina, si bien aquí la raza blanca es mayoritaria sólo en las grandes ciudades.

Desde esta perspectiva, la corriente migratoria de los últimos anos, sobre todo en dirección hacia los países europeos, manifiestas unos rasgos muy particulares: en el caso de sirios se trata, en principio, de personas que huyen de la guerra. Pero esta corriente migratoria la aprovechan muchos otros africanos, buscando en Europa mejores condiciones de vida. Llama la atención que hayan tan pocas familias y tantos hombres jóvenes, probablemente debido a la dureza del intento. Primero largos viajes y marchas en África, y al final una travesía a través del Mediterráneo en barcas tan malas, que una parte naufraga, costando la vida a miles y miles y, de paso, se llena los bolsillos los «managers» del «negocio».

Este fenómeno, en sí mismo, es muy extraño, porque se produjo repentinamente, de forma eruptiva, y no parece que va a parar. Da la impresión como si hubiese sido organizado desde un vértice de poder interesado en inundar Europa, para hundirla, con las personas que más diametralmente difieren de los europeos desde muchos puntos de vista. En el tropel que entra hay de todo, porque no hay manera de conocer la historia de esta gente, que tantísimas veces no tienen documentación sí pretexto de la persecución o de la guerra. Cabe suponer que llegan también terroristas o personas que tienen como misión ir formando en Europa algo así como una quinta columna enemiga. Y en todo esto juega un papel importante el Islam.

El problema de la integración

Los inmigrantes tienden a formar en Europa grupos cerrados, ghetos, como se puede observar en Alemania (los Turcos en Berlín) e Inglaterra, y este aislamiento se opone a la integración, tanto laboral como social y política. Es decir, se forman así sociedades paralelas altamente problemáticas, que llegan a exigir y querer imponer a los demás su religión y sus costumbres, en vez de adoptar ellos todo aquello que no se opone a sus creencias religiosas, que en Europa son respetadas…

Por tanto hay que comprender que ante esta situación, en el país huésped se manifieste el rechazo por parte de algunos movimientos políticos. Cada atentado terrorista va provocando cada vez más esta actitud de oposición, porque se considera que a los que se les está ayudando no son agradecidos por el costo social que ocasionan al Estado, en un momento en el que los fondos de pensiones están con problemas de cobertura por la falta de nacimientos y la longevidad.

Aunque los atentados terroristas de islámicos cubran a los mohametanos con la sombra de la sospecha de que todos son iguales, hay que reconocer que los violentos son una pequeña minoría que se refugian en el anonimato, incluso aunque después de sus crímenes se autoinmolen en su propio intento homicida. En este sentido hay muchas manifestaciones de islámicos que viven hace anos en Europa, que condenan la interpretación errónea del Corán aduciendo que no incita a dar muerte al infiel. Lastimosamente, el Corán es un texto muy problemático desde este punto de vista.

Aspectos éticos de la inmigración hostil

Si el inmigrante no muestra una actitud abierta, dispuesta sinceramente a aprender el nuevo idioma y a trabajar cuanto antes, para ganarse honradamente la vida, si pretende no respetar el orden público y las Leyes del nuevo país –respeto a la mujer, dejar de lado el Corán en asuntos de orden penal etc.-, el Estado no tendría obligación moral alguna de prestar ayuda, hasta el punto de la extradición forzosa. No existe un Derecho Natural que ampare al inmigrante a vivir a costa de la sociedad que lo ha acogido, si no se empeña en integrarse y trabajar. Por otra parte, el Estado sí que tiene una obligación moral en situaciones de aguda emergencia, cuando está en juego la vida o la muerte del inmigrante.

La mejor solución es la repatriación, cuando el conflicto bélico u otro problema hayan cesado. Concretamente Siria es un país en el que se vivía muy bien y sólo la guerra ha puesto todo cabeza abajo. En cualquier caso, lo ideal sería que, previamente a la repatriación, los inmigrantes sean preparados específicamente para tomar las riendas de su propia nación, que lógicamente sería un proceso prolongado y lleno se sacrificios. Son ellos los que tienen que formar sus propias instituciones y concretar su modo de vida en todos los órdenes. La experiencia de 60 anos de ayuda al desarrollo pone de manifiesto, una y otra vez, el fracaso de todo intento de importación de instituciones y formas de vida occidentales. Pueden copiarlas, porqué no, pero que sean ellos los que así lo quieran, y no que desde fuera se les imponga elementos con los que no se identificarán jamás.

La migración pone a prueba la unidad de la UE

En este asunto, cada país europeo tiene su propia forma de afrontarlo, por tratarse de algo que les toca muy sensiblemente. Esto está dividiendo políticamente a los estados por dentro, y también hacia afuera. Concretamente, Chequia, Polonia, Hungría y Eslovaquia han firmado una declaración conjunta, considerando la avalancha inmigratoria una amenaza a la paz, a la seguridad y a la prosperidad de toda Europa. Afirman al mismo tiempo que Grecia no está en condiciones de proteger el ámbito territorial de Schengen. Además, este grupo de países rechazan categóricamente el sistema de quotas para el reparto de los inmigrantes, propugnado por Alemania y la UE.

En Praga incluso se ha escenificado la entrada triunfal de Estado Islámico en la ciudad: un beduino precedía la marcha, montado sobre un camello y detrás un cortejo de personas disfrazadas de terroristas árabes que gritaban sin cesar «Allahu Akbar» y continuamente disparaban tiros al aire. A los turistas que no sabían nada del montaje les entró pánico, tanto que tuvo que intervenir la policía para parar la escenificación y tranquilizar a todos.

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