¿Por qué 2%?
Se entiende por premisa una idea que se da como cierta y que sirve de base para una discusión.
La gestión de la política monetaria por parte del BCE se basa en unas premisas que de tanto repetirse, nunca nadie las pone en duda. Se consideran verdades absolutas sin que estén debidamente justificadas. Una de esas premisas es el propio mandato del BCE: “lograr un nivel de inflación cercano pero inferior al 2%”.
Existe el consenso general de considerar que una elevada inflación es perjudicial para la economía en su conjunto. Distintos episodios históricos en determinados países así lo avalan. El nivel de inflación del 2% se fijó en 1999 cuando se creó el BCE. La memoria de los niveles elevados de inflación, en las dos décadas precedentes, aconsejaba situar el objetivo de inflación en un nivel inferior al que habían tenido recientemente la mayoría de los países del euro. Es decir, se establecía un objetivo de reducción de la inflación.
Son numerosas las causas que han reducido la inflación a nivel mundial, llegando en algunos momentos a ser negativa, principalmente por un desplome de los precios importados del petróleo y otras materias primas. La temida deflación nunca ha sido una realidad, entendiendo por deflación una caída permanente de los precios, que hace que los agentes económicos pospongan permanentemente sus decisiones de consumo e inversión.
Después de casi veinte años desde la fijación del nivel de inflación adecuado, cerca pero por debajo del 2%, va siendo hora de replantearse dicho nivel.