Buscar

Represión financiera y el umbral del sueño

Con niveles de inflación por encima del 2% y rentabilidades de las letras del Tesoro en negativo, no es posible mantener el poder adquisitivo de los ahorros sin asumir un cierto nivel de riesgo.
La represión financiera, entendiendo por tal la política del Banco Central Europeo de tipos de interés artificialmente bajos, por debajo del nivel de la inflación es una realidad. Esta política monetaria supone un impuesto oculto sobre los ahorradores. En estas circunstancias, mantener el poder adquisitivo de los ahorros exige asumir riesgos. Incluso la inversión en bonos soberanos europeos a diez años, no garantiza obtener un retorno por encima de la inflación. Sólo los bonos griegos y portugueses ofrecen una rentabilidad a dicho plazo por encima de la inflación. Aun así, se ha de correr el riesgo de valoración de los bonos durante la vida del mismo. Si se desea vender antes de su vencimiento, se podría perder dinero si los tipos suben.
En este escenario, la conclusión inmediata de un elevado número de entidades y asesores financieros es recomendar renta variable si se quiere conseguir rentabilidades por encima de la inflación. Desafortunadamente, las recomendaciones genéricas pueden inducir a graves quebrantos. Es cierto que si se desea obtener una rentabilidad financiera por encima de la inflación, será conveniente invertir en renta variable, pero no todos los ahorradores deberían hacerlo.
Invertir en renta variable implica convertirse en inversor. No todos los ahorradores están psicológicamente preparados para ello. Cada persona tiene su propio “umbral del sueño”. Nadie debe invertir un euro de más en activos con oscilaciones en su valoración por encima del nivel a partir del cual, una caída sustancial de la valoración le quitase el sueño. Si excede su “umbral del sueño” e invierte en renta variable, o en cualquier otro producto sujeto a oscilación en su valoración, más cantidad de la que le permite dormir tranquilo, venderá en el peor momento. Es un tremendo y frecuente error dar recomendaciones de inversión sin conocer previamente la psicología de cada inversor concreto.
El actual escenario de “represión financiera” implica que habrá que acostumbrarse a rentabilidades mucho más bajas de las obtenidas en el pasado sin asumir considerables riesgos. Sólo aquellos ahorradores que sean capaces de aguantar y soportar las oscilaciones de las bolsas deberían invertir en renta variable. Un 0,5% es una rentabilidad muy baja, y supone una pérdida de poder adquisitivo de los ahorros. Sin embargo, una rentabilidad positiva, por baja que sea, es mucho más elevada que una pérdida del cinco o diez por ciento: pérdida que materializaría una persona que invierte en renta variable, o en productos con oscilación en su valoración, y no es capaz de aguantar las caídas en la valoración, generalmente acompañadas de grandes titulares en periódicos y noticiarios televisivos en momentos de turbulencia.
A mayor rentabilidad esperada, mayor riesgo. Se acabó la era de las rentabilidades fáciles con poco riesgo. Las bolsas europeas ofrecen buenas perspectivas a medio plazo, pero sólo para aquellos capaces de soportar las fuertes oscilaciones del corto plazo. En 2016, asistimos a varios descensos de más del 20% en las cotizaciones, aunque éstas recuperaron los niveles previos en pocas sesiones. Quien traspasó su umbral del sueño materializó pérdidas considerables.

Noticias relacionadas

Últimas noticias

Newsletter

Toda la actualidad en una Newsletter

Siempre al día con la mejor información económica, junto con las últimas noticias y evento, para que no te pierdas nada.