Esto no es una discoteca

Hasta mediados de agosto España no decidió cerrar los clubes nocturnos y para entonces puede que esa medida tardía ayudará a propagar cientos o incluso miles de casos de Covid-19.

Ahora, nuestro país es una vez más el epicentro de la pandemia de Europa. La nueva normativa todavía tiene muchos resquicios. Los bares pueden permanecer abiertos hasta la 1 de la madrugada. Nuestra dependencia del turismo ha relajado las restricciones para el ocio nocturno. No hace falta irse muy lejos para ver que en otros países donde los ingresos por turismo son también vitales, las prioridades son otras.

En Francia, más de 300 clubes nocturnos han quebrado por no tener permitido abrir sus puertas. Los padres, que luchan para ayudar a sus hijos con el aprendizaje telemático o que recelan de una vuelta al cole segura, difícilmente pueden comprender que antes que la escuela está la discoteca. Para ellos, la educación y la seguridad de los niños son preocupaciones primordiales.

Cuando los lugares de ocio nocturno tienen más libertad para abrir que las escuelas, algo no está funcionando en la escala de valores de una sociedad. Los países afectados por la pandemia pronto tendrán que tomar la misma decisión difícil que siempre se han planteado los estudiantes: estudiar o salir de fiesta. La segunda opción parece difícil de justificar cuando muchos niños no obtienen el acceso que merecen a una educación adecuada.

Las discotecas y clubes nocturnos siguen abiertos en algunas partes de Suiza, y los bares siguen abiertos en muchas partes de Europa. Al igual que España, algunos países están imponiendo horarios de cierre más tempranos para los pubs, aunque en general todavía son más flexibles que el toque de campana de las 11 de la noche en Reino Unido. Dado que no hay garantía de cuándo llegará una vacuna, los gobiernos deberían asegurarse de que los estudiantes tengan mejor acceso a las bibliotecas que a las discotecas.