Una sociedad sin hijos es una sociedad zombi

Una sociedad sin hijos es una sociedad zombi

Rafael Jiménez
18 junio, 2021
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Actualizado: 18 junio, 2021 15:14
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No ha sido el coronavirus, pero ha venido a dar la puntilla. Estamos ante una crisis demográfica sin precedentes. Es cierto que la muerte de más de 100.000 personas a cuenta de la pandemia no es la mejor de las ayudas, pero la clave del problema que tenemos encima, y del que la sostenibilidad de las pensiones no es más que una manifestación, está justo al otro lado del ciclo de la vida, en los nacimientos.

Si nos cuentan que son las peores cifras desde 1941 nos preocuparemos, pero no lo suficiente. Porque el hecho es que si los expertos no se remontan más hacia atrás es porque ese año es el primero de la serie histórica, pero quien entiende de esto asegura que estamos en niveles de hace varios siglos, en niveles preindustriales. Ni siquiera nacían tan pocos niños hacia finales del siglo XVIII, cuando España contaba con unos 10 millones de habitantes, según el censo de Floridablanca.

Aquí pasa como con la economía, que muchas veces lo más llamativo es lo coyuntural, pero lo más preocupante es lo estructural. Por eso hago más hincapié en la falta de nacimientos que en el aumento de las muertes, que obedecen a una desgracia sobrevenida, a una pandemia, que pasará y dejará de costarnos vidas, pero la falta de niños seguirá si no ponemos remedio. Porque no podemos olvidarnos de que una sociedad en la que cada generación es poco más de la mitad que la anterior, no puede evitar encaminarse al abismo.

China, con la superpoblación que tiene, ya es consciente de que hacen falta nacimientos y ha rectificado en su política del hijo único. Europa tiene que darse cuenta de que se dirige hacia la irrelevancia internacional en un mundo que ha basculado hacia el eje Asia-Pacífico y que está rodeada por otras culturas, con otros intereses, y con una pujante demografía, como el continente africano y todo Oriente Medio. Ya no es cuestión de poder pagar las pensiones. Si queremos garantizar nuestra supervivencia cultural, alguien tiene que ponerse manos a la obra y generar un entorno que permita a las nuevas generaciones emprender un proyecto de vida que incluya varios hijos. Si no es así, vayámonos despidiendo de la España y de la Europa que conocemos.

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