Adiós a la calderilla

Adiós a la calderilla

23 febrero, 2020
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Actualizado: 23 febrero, 2020 12:49
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Seguro que están usted al tanto acerca de la intención de la Comisión Europa de eliminar las monedas de 1 y 2 céntimos. Argumentan desde Bruselas que su uso es residual y del elevado coste de producirlas para que luego encima terminen guardadas en cualquier hucha o cajón.

¿Quién no ha evitado este tipo de monedas alguna vez o ha aprovechado la primera ocasión que ha tenido para desprenderse de ellas? ¿O quién no ha puesto mala cara cuando en una tienda le han devuelto una cantidad considerable en céntimos? Sin contar con que la mayoría de máquinas expendedoras ni siquiera admiten monedas cuyo valor sea inferior a 5 céntimos.

Es evidente por tanto que su utilidad es más que cuestionable. De hecho países como Finlandia, Hungría y Dinamarca ya retiraron la calderilla de su economía hace algunos años y otros como Bélgica o Italia apuestan por el redondeo voluntario. Y es aquí donde puede estar el problema: cómo afectará ese redondeo al consumidor y al precio de la cesta de la compra. ¿O ya no se acuerdan de la llegada el euro? 

Los detractores de la propuesta temen, lógicamente, que el redondeo se haga siempre hacia arriba, lo que provocaría además de manera automática un aumento de la inflación. Tal vez ésta sea la única vía que le quede al BCE para que suban los precios. 

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