La botella de Coca Cola

4.000 millones de dólares. Esa fue la cantidad que perdió en apenas tres horas en Bolsa Coca Cola  por culpa de un gesto aparentemente inocente si no fuera por su intención y por la repercusión mundial de su protagonista.

La decisión de Cristiano Ronaldo de apartar una botella de Coca Cola y reemplazarla por una de agua en la rueda de prensa previa a un partido de Portugal en la Eurocopa llegó hasta el parqué de Wall Street provocando la caída de las acciones del fabricante de refrescos.

Apenas un día después otro futbolista, el francés Pogba, repetía el mismo gesto aunque en este caso con un botellín de cerveza de la marca Heineken, otro de los patrocinadores principales del torneo. ¿Casualidad? En absoluto. Detrás de estas acciones se esconde el mensaje de ambos futbolistas de defender un modelo de vida saludable donde no tienen cabida este tipo de bebidas.

El daño económico es reparable (hablamos de un recorte en Bolsa del 1,6%), pero el problema puede venir en términos de imagen. A ninguna marca le hace gracia que dos estrellas del deporte hagan semejante desplante rozando incluso la falta de respeto delante de sus millones de seguidores en todo el mundo.

Marcas como las citadas son fundamentales para la celebración de este y de otros torneos, y eso es algo que futbolistas como Ronaldo o Pogba no deben olvidar. ¿O es que acaso se atreverían a reivindicar sus principios en contra de alguno de sus patrocinadores de los que cobran suculentos contratos? La respuesta es evidente. La UEFA tiene que tomar cartas en el asunto y actuar ante un desprecio que debe tener consecuencias.