Qué apostamos

Seguro que si usted ha nacido antes de 1990 se acuerda de aquel famoso programa de Televisión Española presentado por Ramón García y Ana Obregón que terminaba con la ducha de uno de ellos si al final el concursante superaba el reto. ¿A que ya está cantando la cancioncilla?

El programa logró audiencias por encima del 40% y llegó a reunir delante del televisor a más de seis millones de españoles. Y es que apostar es algo innato al ser humano. Los griegos ya disfrutaban apostando a quién sería el mejor atleta de las Olimpiadas, y los romanos hacían lo propio en sus carreras de cuádrigas y las luchas de gladiadores.

Varios siglos después el Gobierno quiere prohibir que apostemos. Y lo quiere hacer poniendo coto a las casas de apuestas, tanto online como presenciales, para luchar contra la ludopatía. Una limitación que puede afectar al mundo del fútbol donde empresas como Bwin, Betfair o Codere figuran entre los principales patrocinadores de los clubes españoles y son una importante fuente de ingresos a través de la publicidad para las radios y las televisiones.

Con el fútbol hemos topado. Y también con Hacienda, ya que de los 45.000 millones que genera el juego en España, el 42% cae en manos del Estado. Son las incongruencias de un Gobierno que al que no le gusta que nos gastemos 5 euros apostando al derby de este fin de semana a la vez que promociona y anuncia la quiniela.