Teletrabajo confinado

Si de este maldito virus que estamos padeciendo podemos extraer algo positivo es que nos ha empujado de golpe y porrazo hacia el teletrabajo.

No cabe duda de que el coronavirus se ha convertido en el mayor ensayo de trabajar a distancia a nivel mundial que nadie podía imaginar. Miles de empresas no han tenido más remedio que enviar a sus empleados a casa de un día para otro para poder seguir produciendo sin temor al contagio. Deprisa y corriendo hemos convertido nuestros despachos en salones y hemos tenido que aprender a conectarnos en remoto con nuestra oficina. Y sin embargo funciona.

Funciona porque teníamos la tecnología necesaria para llevarlo a cabo y nos hemos dado cuenta de que lo único que fallaba era el aspecto cultural. Y lo mejor de todo es que el teletrabajao está dando resultados y salvando a muchas empresas en una situación extraordinaria en la que muchos padres tienen que compaginar su actividad laboral desde casas convertidas también en colegios.

Pero no cantemos victoria. ¿Qué pasará cuando recuperemos la normalidad? La prueba del algodón estará en la cara que nos ponga nuestro jefe cuando a partir del mes de nayo le planteemos teletrabajar un día a la semana. Hagan la prueba. Ojalá esto al menos sirva para acabar con la cultura del presencialismo.