Pulso Geopolítico: «La verdad es la primera víctima de la guerra» 19/09/2024
Si bien es cierto que en estos 25 siglos hemos tenido una miríada de oportunidades para comprobarlo, en el siglo XXI esta afirmación es más verdad que nunca. La capacidad de difusión de las noticias, la digitalización de las comunicaciones, la IA… herramientas baratas y accesibles que permiten a multitud de actores de la escena geoestratégica influir, o intentarlo, en los ciudadanos de sus potencias rivales. Y, además, para ello no hacen falta tremendos desembolsos. Es un arma, real, para el conflicto, pero mucho más barata que los aviones o los tanques de última generación y, por eso, es un arma mucho más difundida ahora mismo.
La desinformación es un instrumento clave en el catálogo de las amenazas híbridas: genera inestabilidad y desgaste en la democracia, crea polarización política y dinamita la coexistencia y los consensos. La capacidad de alterar la información o los datos, factores decisivos para la obtención del poder, se ha convertido en una amenaza para los procesos democráticos, pero también en una herramienta al servicio de una confrontación tecnológica y digital que determina una nueva bipolaridad en la agenda internacional. Sin embargo, la verdadera capacidad ofensiva de la palabra como arma no reside tanto en el contenido del mensaje como en el poder de viralización y penetración que le han ofrecido las redes sociales.