¿Qué hacen los convoyes en París?

• Estas protestas de los convoyes por la libertad comenzaron a finales de enero en distintos puntos del país, cuando dos semanas antes, el Gobierno había impuesto como obligatoria la vacunación contra la Covid19 para aquellos conductores que atravesaran la frontera, prohibiendo la entrada a los camioneros extranjeros que no cumplieran dicho requisito y obligando a realizar una cuarentena de 14 días en el caso de que fueran conductores nacionales.

¿La respuesta? Un bloqueo por parte de los camioneros que ha provocado caos en el tráfico y pérdidas millonarias en mitad de la crisis de la cadena de suministros. Y que ha hecho que el primer ministro canadiense, Justin Trudeau haya invocado medidas especiales para tratar de detener este movimiento:

Los camioneros exigen el fin de la vacunación obligatoria para viajes transfronterizos y su impacto se ha trasladado a Europa. De hecho, Viena, Bruselas o París han prohibido estas llamadas marchas por la libertad. Nuria Jávega, profesora de OBS Business School:

En Francia, desde el viernes, cientos de coches viajaron hasta París para protestar contra las restricciones impuestas por las autoridades galas debido a la pandemia de coronavirus.

Partidarios del «Freedom Convoy» o «caravana por la libertad» se han saltado la prohibición y los controles impuestos por la Policía francesa hasta llegar al Arco del Triunfo y copar la avenida de los Campos Elíseos, obligando a la policía a utilizar gases lacrimógenos.

En este movimiento para protestar en París contra las restricciones sanitarias, participan antivacunas, chalecos amarillos y opositores al pasaporte covid. Y no lo hacen en grandes camiones, sino que la mayoría de ellos lo hacen en coches particulares, camionetas o caravanas.

El Ministerio del Interior, muy inquieto ante la posibilidad de que la situación se desbordase en el fin de semana, programó un aparatoso despliegue de seguridad, con 7.200 agentes de policías y gendarmes equipados con tanques, igual que en la fase aguda de la revuelta de los chalecos amarillos.

Y es que, a menos de dos meses de las elecciones presidenciales, ni Macron ni su Gobierno pueden permitirse alborotos de envergadura. Y deben mantener un delicado equilibrio entre respeto del orden público y el equilibrio y la proporcionalidad en la represión policial.

Estas movilizaciones seguirán dándose debido al descontento de la población francesa y la inestable popularidad de Macron. Y lo cierto es que ni los expertos saben muy bien cómo puede acabar todo.

Un himno que como dice Jávega llevan a raja tabla… así que todo apunta a que Francia y sus protestas seguirán dando de qué hablar, mínimo hasta que finalice el proceso electoral en el mes de abril.