Acuerdo de pesca de la UE: Más merluza y menos gamba roja
España celebró este martes el acuerdo sobre las cuotas y posibilidades de pesca para el año 2023 alcanzado en la Unión Europea (UE) tras dos días de negociaciones, pero votó en contra del pacto del Mediterráneo, pese a que se consiguió reducir la cantidad de días en los que la flota no podrá salir a faenar. Gana la flota pesquera del Atlántico, con más capturas de merluza, rape, gallo o caballa y pierden los pesqueros del Mediterráneo, que ven como el TAC, el total admisible de capturas, de la gamba roja se reduce un 5%, además de acotarse sus días de trabajo en la mar.
«Un buen resultado global para España, positivo. Muy buen resultado en determinadas pesquerías, en particular, merluza sur y caballa», resumió el ministro español de Pesca, Luis Planas, durante una rueda de prensa.
El político habló tras la reunión de titulares de Pesca de los Veintisiete en la que se pactaron los totales admisibles de capturas y cuotas para el 2023 en las aguas de la UE, tras negociar desde el domingo hasta el martes.
En el Atlántico, Planas celebró que «dos de las especies que tienen un mayor interés comercial y que movilizan a un elevado número de barcos pesqueros, merluza sur y caballa, presentan posibilidades de pesca muy buenas».
La cuantía global de la merluza sur para 2023 es de 9.953 toneladas, «la mejor cifra de los últimos ocho años y la segunda mejor cifra de este siglo», aseguró.
«Duplica la cuota asignada en el año 2022 y, además, inclusive, supera en un 10 % la revisada recientemente en el pasado mes de octubre. Se benefician de esta pesca y de este aumento de cuota 1.200 barcos del Cantábrico: Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco. Resultado que me atrevo a calificar de histórico», dijo Planas.
Sobre la caballa, España consigue 29.439 toneladas, un incremento de un 20 %.
Los abadejos del Golfo de Vizcaya y del Cantábrico, para los que la Comisión Europea había propuesto una reducción del 10 % en las capturas, se quedan finalmente en un mantenimiento de la cuota asignada a España. El lenguado también mantiene la cantidad de las capturas.
En el caso de la anguila, se consiguió una veda de la actividad pesquera de seis meses que pueden ser seguidos o en dos periodos separados de tres meses consecutivos.
En cuanto al acuerdo sobre las aguas compartidas con el Reino Unido, que se finalizará en las próximas horas o días, Planas calificó los resultados de «muy positivos».
Para el bonito, España conseguirá por primera vez licencia para acceder a aguas británicas.
Sobre la merluza norte, la cuota crecerá un 5 %, mientras que el rapé de Gran Sol se incrementará un 11 %. El gallo de Gran Sol aumentará un 14 %.
En el jurel oeste, para el que el Ejecutivo comunitario planteaba cerrar la actividad pesquera, se ha logrado una cuota de 3.271 toneladas «que se podrá pescar en tanto que captura accesoria y de la cual se benefician un total de 400 barcos», apuntó Planas.
Por lo que a las negociaciones con Noruega se refiere, manifestó su «preocupación y decepción» porque se encuentran bloqueadas, motivo que ha llevado a adoptar cuotas trimestrales con carácter provisional «para evitar que la flota de Svalbard tenga que detener su actividad», agregó.
El Mediterráneo, el gran perjudicado
En el Mediterráneo, España se opuso al acuerdo porque defiende mejorar el estado de las poblaciones utilizando medidas como redes más selectivas que liberan los ejemplares más pequeños de las especies cuya situación biológica se intenta mejorar y no centrar los esfuerzos en reducir los días en los que se puede faenar, por el impacto socioeconómico que conlleva.
«A pesar de los avances logrados y de haber conseguido disminuir los días de pesca (en que la flota no podía salir a faenar) a menos de la mitad, me he visto obligado en nombre de España a votar en contra de este reglamento», declaró el ministro español de Agricultura y Pesca, Luis Planas.
Explicó que votó en contra porque Madrid tiene «una divergencia de fondo con la Comisión Europea en su interpretación y aplicación del reglamento de Mediterráneo occidental», al pensar que «no es por vía de la reducción de los días de pesca, sino por la selectividad de las artes, como se logrará el rendimiento máximo sostenible en el año 2025».
En junio de 2019 se adoptó un plan plurianual para la pesca demersal en el Mediterráneo occidental que se aplica desde 2020 y que introdujo un régimen de gestión del esfuerzo pesquero para los arrastreros de cara a lograr una reducción global de hasta el 40 % en cinco años.
La Comisión Europea había planteado que durante 2023 la flota del Mediterráneo no pudiera salir a faenar durante tres semanas adicionales.
No obstante, el acuerdo final supondrá que los barcos tendrán que quedarse en puerto «nueve o diez días» más al año, según indicó Planas.
Del mismo modo, se logró eliminar la veda al palangre. El TAC de la gamba roja se redujo en un 5 %.