Colau ya pide en Barcelona este mismo mes un pago por uso de carretera tras el fin de los peajes

Poco le ha durado la alegría a los catalanes. Tras el fin de la concesión de varios tramos de autopistas de Cataluña, el Ayuntamiento de Barcelona, dirigido por Ada Colau, ha pedido que entre en vigor este mismo mes un pago por uso de carreteras con la excusa de «desincentivar el uso del vehículo privado».

La teniente de alcalde de Urbanismo del Ayuntamiento de Barcelona, Janet Sanz, ha reclamado este jueves a la Generalitat de Cataluña y al Gobierno central que implanten un sistema de pago por uso en las autopistas que este mes de septiembre han quedado libres de peajes, para «desincentivar» el uso del vehículo privado.

Preguntada por el fin de las concesiones de peajes en la AP-7, la AP-2, la C-32 norte y la C-33, Sanz ha lamentado que la Generalitat y el Gobierno, administraciones titulares de estas carreteras, aún no tengan un modelo de gestión definido para estas vías rápidas, que a corto plazo se sufragarán con recursos de los presupuestos públicos, aunque la Comisión Europea apremia para que en 2024 se establezca una nueva forma de pago que asuma el principio de que paga quien usa las infraestructuras y paga más quien más contamina.

«Ante el fin de este modelo de gestión privado lo que necesitamos es gestión pública, y esto no pasa por decir: ‘se acaban los peajes y ahora que todo el mundo haga lo que quiera'», ha remarcado Sanz, que ha apostado por un modelo que «desincentive» el uso del vehículo privado e incorpore el pago por uso.

La teniente de alcalde ha subrayado que los recursos públicos que ahora se destinarán al mantenimiento de estas vías serían más necesarios en otras carteras, como la sanidad, la educación o la mejora del transporte público.

«Vamos un poco tarde a la hora de plantear la propuesta definitiva. Me hubiera gustado que el 1 de septiembre ya hubiera un modelo claro», ha indicado Sanz, que ha criticado que se haya generado una «expectativa» de gratuidad de las autopistas, que provoca «un problema de contaminación, no solo en Barcelona, sino en toda Cataluña».