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Solo cuatro países de 27, entre ellos España, se oponen radicalmente a la energía nuclear y al gas
Teresa Ribera, la vicepresidenta y ministra de Transición Energética, que recurre a los riesgos de accidentes nucleares como los de Chernóbil o Fukushima para ir en contra de esta energía

Solo cuatro países de 27, entre ellos España, se oponen radicalmente a la energía nuclear y al gas

20 enero, 2022
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Actualizado: 20 enero, 2022 23:16
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Solo cuatro países de 27 de la Unión Europea, España, Austria, Dinamarca y Luxemburgo, se oponen frontalmente a incorporar el gas y la nuclear en la taxonomía europea de energías al mismo nivel que las renovables. En una carta solo firmada por estas cuatro naciones y remitida a la Comisión Europea (CE) aseguran que eso supone «un paso atrás».

Además, consideran que manda una señal equivocada a los mercados financieros, que tanto apetito inversor están mostrando por las inversiones verdes y sostenibles.

«Recomendamos encarecidamente a la Comisión Europea que no amenace el valiente camino que nos ha llevado a lograr que la Unión Europea sea la primera región neutra en carbono y líder en el mercado financiero sostenible a nivel global», escriben los países firmantes.

El escrito lo ha hecho publico este jueves el Ministerio español de Transición Energética en la víspera de que el viernes la vicepresidenta tercera y ministra del ramo, Teresa Ribera, asista al Consejo Informal de Ministros de Medio Ambiente y Energía de la UE que tendrán lugar en Amiens (Francia).

Los países firmantes consideran que ni el gas ni la energía nuclear cumplen los criterios científicos y legales para ser consideradas energías sostenibles, de modo que la propuesta emite una señal incorrecta para la inversión y contraria a la consecución de los objetivos europeos de descarbonización.

En su escrito, esos países apuntan que la credibilidad y utilidad de la taxonomía europea (la clasificación de los tipos de energía) están en riesgo y aseguran que la propuesta de la Comisión Europea es «problemática» tanto desde el punto de vista político como técnico, al tiempo que pone en peligro la transición energética tanto en Europa como a nivel global.

Además, advierte de que la humanidad aún carece de herramientas para lidiar con los residuos nucleares convenientemente y aún quedan décadas para lograrlo, por no mencionar los riesgos de accidentes nucleares como los de Chernóbil o Fukushima. 

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