A pesar de que España es el mayor productor mundial de aceite de oliva, el fuerte aumento de los precios de este oro líquido, que ha continuado durante más de dos años, ha llevado a un cambio significativo en el consumo hacia aceites de semillas, especialmente el de girasol.
Desde 2021, el precio del aceite de oliva se ha triplicado, con un incremento del 68% solo en el último año, lo que ha obligado a muchos hogares españoles a buscar alternativas más asequibles para su alimentación diaria.
Según datos de la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (Anierac), entre octubre de 2023 y marzo de 2024, las ventas de aceite de oliva disminuyeron un 17,51%, bajando de 134.000 toneladas a 110.477 toneladas. En contraste, las ventas de aceite de girasol aumentaron un 24,47%, subiendo de 127.400 a 158.574 toneladas. Esto ha convertido al aceite de girasol en el más vendido en España. La industria aceitera, sin embargo, se mantiene optimista sobre una futura recuperación, recordando que fenómenos similares han ocurrido en el pasado durante periodos de altos precios.
«Somos un sector muy resiliente y, cuando el precio del aceite de oliva vuelva a los niveles de 2021, es normal que el consumo se recupere, ya que es un producto saludable, fundamental en la dieta española y muy apreciado por el consumidor», explican desde la industria. A pesar de cerrar el año pasado con una caída del 20% en ventas debido a la baja producción y al aumento de precios, la industria esperaba revertir la situación este año, aunque por ahora deberán seguir esperando.
La escasez del aceite de oliva, uno de los motivos de las subidas de precios
De acuerdo con Anierac, en los primeros seis meses de la campaña, las ventas de aceite de oliva virgen extra han caído un 20,61%, casi duplicando el ritmo de caída de la campaña anterior. Las ventas de aceite de oliva virgen cayeron un 4,66%, mientras que las de oliva suave e intenso disminuyeron un 15,03% y un 17,5%, respectivamente. Hasta abril, la producción de la actual campaña alcanzó las 850.157 toneladas, un 11% más de lo estimado inicialmente y un 28% más que la campaña anterior.
A pesar de las buenas condiciones meteorológicas, la falta de stock suficiente impide que los precios bajen a corto plazo, al menos hasta la próxima campaña. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación confía en que las recientes subidas de precios sean temporales y que eventualmente se estabilicen, aunque se espera que la reducción de precios se vea recién a partir de octubre.
Las Cooperativas Agroalimentarias ha advertido sobre una posible «escasez de aceite para cubrir las necesidades del mercado» en la segunda mitad de la campaña. Según sus datos, la disponibilidad de aceite en ese periodo no superará las 560.000 toneladas, con un stock mínimo de 200.000 toneladas para cubrir los meses de octubre y noviembre. Aunque la disponibilidad es similar a la de la campaña pasada, las existencias de enlace superaron las 450.000 toneladas, 200.000 más que al inicio de la campaña 2023-2024.