El G-20 suma otro fracaso

El G-20 suma otro fracaso

22 noviembre, 2020
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Actualizado: 07 abril, 2021 14:31
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La cumbre del G20 terminó este sábado con el compromiso de financiar el acceso a vacunas contra la covid-19 -no se sabe cómo porque faltan 23.600 millones de euros- ni que otras medidas de ayuda se tomarán para los países pobres, así como sin avances sobre la extensión de la suspensión de la deuda, una nueva fiscalidad o la emisión de nuevos derechos especiales de giro (DEG) por el FMI.

En la declaración final, el grupo aseguró que aportará los fondos que todavía le faltan a la iniciativa COVAX, mediante la cual los países de ingresos medios y altos pueden financiar a los más pobres para que reciban también vacunas contra la covid-19.

Este instrumento todavía requiere de 28.000 millones de dólares (unos 23.600 millones de euros al cambio actual) en financiación, de los que 4.200 millones (unos 3.542 millones de euros) se necesitan antes del final del año y nadie sabe casi a finales de diciembre de dónde van a salir esos fondos.

«Nos comprometemos a satisfacer el resto de necesidades de financiamiento global», indica el documento.

Sin embargo, el texto no incluye nuevas medidas para aliviar la situación de las naciones más desfavorecidas, pese a que era uno de los puntos más importantes de la agenda de varios de los participantes.

La declaración final se limita a reiterar otras medidas ya adoptadas a lo largo del año por el Grupo de cara a los países más vulnerables, como mantener la suspensión de la deuda para éstos hasta junio de 2021, obviando la solicitud hecha por la ONU para extenderla hasta el fin del próximo año.

LLAMAMIENTO AL FMI

En cambio, hace un llamamiento al Fondo Monetario Internacional (FMI) para que “prepare un análisis sobre las necesidades de financiación externa en los países de bajos ingresos en los próximos años y de opciones financieras sostenibles”.

Tampoco hubo ningún anuncio sobre un eventual acuerdo con el FMI para la emisión de nuevos derechos especiales de giro (DEF), la moneda nominal del Fondo, con la que algunos países quieren crear nueva liquidez para encarar la crisis provocada por la pandemia, pero a la que se opone Estados Unidos.

Respecto a la fiscalidad internacional, que algunas naciones quieren modificar para adaptarla a la nueva realidad creada por las empresas digitales, el documento se limita a decir que el G20 seguirá cooperando «por un sistema fiscal globalmente justo, sostenible y moderno».

También reitera su apoyo a buscar una «red de seguridad financiera global más fuerte» con un FMI «fuerte, basado en cuotas y dotado con los suficientes recursos en su centro».

Se expresa igualmente el compromiso de conjugar la recuperación de la pandemia con la preservación del planeta y la construcción «de un futuro más medioambientalmente sostenible e inclusivo».

No obstante, en cuanto a la lucha contra el cambio climático, a la hora de abrazar el Pacto de París, este respaldo se circunscribe a los países firmantes del mismo, entre los que no está Estados Unidos, cuyo presidente saliente, Donald Trump, ya se opuso el año pasado, rompiendo el consenso en la cumbre de 2019.

«El acuerdo de París no fue diseñado para salvar el medio ambiente. Fue diseñado para matar la economía estadounidense», insistió este domingo el presidente estadounidense en una intervención vía telemática en un acto paralelo de la cumbre este domingo.

REIVINDICACIÓN DEL MULTILATERALISMO

El G20 también hace una reivindicación explícita del multilateralismo, otro de los aspectos que se habían puesto sobre la mesa, tras el deterioro que ha sufrido durante el mandato de Donald Trump.

“Estamos unidos en nuestra convicción de que la acción global coordinada, la solidaridad y la cooperación multilateral son más necesarias hoy que nunca para superar los actuales desafíos y aprovechar las oportunidades del siglo XXI para todos”, reza el primer párrafo de la declaración.

Tras la clausura de la cita, la canciller alemana, Angela Merkel, celebró que esta haya contribuido a que “el multilateralismo y la lucha y la responsabilidad global ante los desafíos desempeñen un papel importante”.

Con la clausura de la cumbre concluye un año atípico para el G20, que ha celebrado la mayoría de sus reuniones y foros (todos desde marzo) de forma virtual y que ha llevado a cabo por primera vez dos encuentros de líderes, uno extraordinario en mayo a causa del estallido de la pandemia y ésta.

Con ella, se termina la Presidencia de turno de Arabia Saudí, que será relevada a partir del 1 de diciembre por Italia.

Ha sido también la última para Trump, quién sin embargo volvió a mostrar su desdén por los organismos internacionales al irse a jugar al golf mientras sus colegas participaban en la primera reunión virtual en la jornada inaugural del sábado.

El G20 está integrado por Alemania, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, la India, Indonesia, Italia, Japón, México, el Reino Unido, Rusia, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea.

Además de España, país invitado permanente, Suiza, Jordania y Singapur han sido invitados también a participar este año.

 

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