Gestoras y fondos de inversión prevén una alta volatilidad en los mercados hasta la reunión de la Fed de septiembre
Los mercados bursátiles, que en agosto suelen vivir episodios de alta violencia bursátil por una menor contratación que tensiona aún más las factores positivos o negativos a los que se enfrentan los inversores, se han adentrando de nuevo en este mes en un periodo de volatilidad en el que los inversores estarán muy atentos a cualquier dato sobre la economía estadounidense.
Según gestoras de fondos y bancos de inversión, esta etapa de incertidumbre se extenderá hasta la reunión que la Reserva Federal de EE. UU. (Fed) celebrará a mediados de septiembre, aunque los inversores esperan que su presidente, Jerome Powell, ofrezca alguna pista en el encuentro de banqueros centrales de Jackson Hole (Wyoming), que tendrá lugar entre el 22 y el 24 de agosto.
Un día antes, el 21 de agosto, la Fed publicará las actas de la reunión celebrada a finales de julio.
«Esperamos que los datos macroeconómicos, especialmente los procedentes de EE. UU., impulsen la volatilidad hasta la reunión de septiembre del Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal», avanza Lewis Grant, de la gestora estadounidense Federated Hermes.
En su opinión, «ahora pesa sobre los mercados un sesgo bajista». «Las malas noticias serán castigadas con dureza y las buenas se recibirán con un encogimiento de hombros», apunta.
Adam Hetts y Oliver Blakbourn, de la gestora anglo-estadounidense Janus Henderson, aseguran, en un informe reciente, que lo ocurrido durante los últimos días es «una advertencia crítica de que el mercado está relativamente caro y que probablemente seguirá siendo extremadamente sensible a cualquier noticia económica negativa».
«La pregunta que todos tienen en mente ahora es: ¿estamos viendo simplemente una corrección (en el mercado) o esto es un punto de inflexión?», plantea Hans-Jörg Naumer, de Allianz Global Investors.
A su juicio, la probabilidad de una recesión en EE. UU. en los próximos meses «sigue siendo escasa, aunque ha aumentado ligeramente».
Según Naumer, el desempleo en EE. UU. «continúa siendo bajo en términos históricos» y el incremento registrado en julio se debió, sobre todo, al crecimiento de la población activa y al impacto del huracán Beryl.
El informe de empleo de julio fue uno de los detonantes del pánico bursátil del pasado lunes, aunque el terreno ya estaba abonado por los datos previos sobre actividad en EE. UU.
El incremento del paro activó la llamada ‘regla de Sahm’, un indicador desarrollado por la economista estadounidense Claudia Sahm que suele predecir las recesiones.
Los analistas reconocen que existen elementos macroeconómicos negativos, pero confían en el efecto positivo que tendrán las bajadas de los tipos de interés.
No obstante, no contemplan una reunión extraordinaria de la Reserva Federal, una posibilidad que se había barajado en los mercados.
«Es improbable que la Fed entre en pánico», recalca Yves Bonzon, del banco privado suizo Julius Baer.
«Nuestra hipótesis de base es que la Reserva Federal procederá a realizar uno o dos recortes de tipos de 25 puntos básicos y posteriormente esperará hasta que esté claro quién ocupará la Casa Blanca en 2025», adelanta Bonzon.
El otro factor que explica los desplomes bursátiles del lunes es la subida de tipos decidida por el Banco de Japón y su intención, luego matizada, de elevarlos aún más.
Esa decisión se tradujo en una notable apreciación del yen, lo que tuvo un impacto significativo en las operaciones de ‘carry trade’ que se estaban realizando con la moneda nipona.
A través de ese mecanismo, numerosos inversores se habían endeudado en yenes -aprovechando los bajos tipos de interés en Japón- para comprar activos más rentables denominados en otras divisas.
La decisión del Banco de Japón llevó a esos inversores a vender activos -por ejemplo acciones de empresas tecnológicas y criptoactivos- para cubrir sus deudas en yenes.
La Bolsa de Tokio fue una de las más castigadas, aunque se ha recuperado después de que el banco central japonés precisara que no subirá tipos mientras dure la inestabilidad en los mercados.
«Los mercados han reaccionado claramente de forma exagerada y hay poca justificación racional para el peor comportamiento de la bolsa japonesa en 37 años», asegura Mabrouk Chetouane, de Natixis IM Solutions.
«Esperamos que la recuperación continúe a medida que se normalice la volatilidad», pronostica.
Estos dos factores -temor a una recesión en EE. UU. y ‘carry trade’- se sumaron a otro proceso ya en marcha, la rotación de inversiones desde las grandes compañías tecnológicas hacia otros sectores, en especial hacia empresas de pequeña y mediana capitalización.
«La euforia desbordante en torno a la inteligencia artificial, que explica casi en exclusiva las subidas bursátiles de los últimos nueve meses, ha sufrido un primer revés», señala Björn Jesch, de la gestora alemana DWS.
«Los inversores están empezando a redescubrir la vieja virtud de la diversificación», concluye.