Las contradicciones de Luis de Guindos en el caso Banco Popular

Las contradicciones de Luis de Guindos en el caso Banco Popular

16 junio, 2017
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Actualizado: 16 junio, 2017 21:16
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El caso de la resolución, quiebra del Banco Popular y posterior compra por parte del Banco Santander ha dejado serias contradicciones por parte del ministro de Economía, ex banquero y ex consejero de Endesa, Luis de Guindos.El currículum de Luis de Guindos es conocido por todos y siempre ha estado relacionado con el mundo financiero y, especialmente, con la banca de inversión, cuyo mayor negocio son las fusiones y adquisiciones, lo que se conoce en el mundo anglosajón como M&A. De Guindos ocupó la presidencia ejecutiva del banco de inversión Lehman Brothers para España y Portugal, puesto que dejó tras el escándalo de las hipotecas basura -subprime- que desató la peor crisis financiera de la historia. De Guindos recaló después en la división financiera de PwC, para luego ser director del Centro del Sector Financiero. De Guindos fue, además, consejero independiente en Banco Mare Nostrum, BMN, donde ostentó los cargos de la Comisión Ejecuiva y presidente de la Comisión de Auditoría.

Ahora ostenta el cargo de ministro de Economía, donde ha dejado en entredicho su credibilidad con sus propias declaraciones sobre el caso Banco Popular. No fue hasta el mes de abril cuando el Gobierno comenzó a preocuparse públicamente por el asunto de la entidad financiera.

Fue el 7 de abril, cuando el Popular cerró en mínimos hasta ese momento del año, en los 0,791 euros, y perdía un 13% desde el cierre del año pasado. La agencia de calificación S&P rebajaba la nota de la deuda del Popular hundiéndola aún más en el bono basura. De Guindos salió entonces del Popular, afirmó que no había problemas ni de solvencia ni de liquidez, era el segundo rejón de S&P en apenas dos meses, ya que el 9 de febrero empeoró la perspectiva del Popular, poco antes del cambio de presidente.

El ex banquero y ex consejero de Endesa salió en defensa del Banco Popular, al tiempo que aseguró que había hecho un gran esfuerzo para provisionar. «Los comentarios que recibo del Banco de España es que el Banco Popular ha hecho un esfuerzo desde el punto de vista de provisiones, que las ha elevado prácticamente en la media del sector», trataba de tranquilizar el ahora ministro de Economía. Banco Popular «no tiene ningún problema de solvencia ni de liquidez».

Tres días después, el 10 de abril, el ex banquero volvía a defender la solvencia del Banco Popular y aseguró que la banca española está saneada. En ese día, el ex presidente del Banco Popular Emilio Saracho desató el pánico en el mercado con un mensaje ambiguo y muy polémico al anunciar una ampliación de capital sin concretar importe, fecha ni el objetivo de la misma. Este anuncio centra parte de las denuncias presentadas ante la Fiscalía de la Audiencia Nacional, ya que no muestra una clara intención para tratar de tranquilizar al mercado.

Para De Guindos, el anuncio inconcreto de la ampliación no empañaba lo más mínimo la salud de la banca y volvía a remitirse a lo que decía supuestamente el Banco de España. «Lo que me dice el Banco de España es que es un banco solvente que ha de tomar decisiones importantes en los próximos meses«, se limitó a decir, al tiempo que apuntaba que los accionistas de la entidad financiera eran quienes debían fijar el rumbo del futuro en relación a una posible fusión. Los accionistas deben decidir si quieren «formar parte del proceso de consolidación del sector financiero».

La credibilidad de De Guindos: de asegurar que el Popular «no tiene problemas ni de liquidez ni de solvencia» a afirmar que era un «banco zombi»

Cuatro días despúes, el 14 de abril, no fue Luis de Guindos quien salió a dar explicaciones por el tema del Popular. Lo hizo la secretaria de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Irene Garrido, quien aseguró que la solución del Popular exige «una solución privada» porque es una «entidad privada», al tiempo que afirmaba que tanto el Banco Central Europeo como el Banco de España aseguraban que el Popular «no presenta problemas de solvencia». Por otro lado, trataba de mostrar diferencias entre la banca italiana, rescatada poco antes de la quiebra del Popular, que cerró esa sesión del viernes en los 0,611 euros, un nuevo mínimo.

Cinco jornadas después, el 19 de abril, Luis de Guindos volvía a salir a la palestra. El Popular continuaba mostrando signos de debilidad al ser incapaz de superar de nuevo los 0,7 euros por título. El argumento del ministro era exactamente el mismo: «Solvente y sin problemas de liquidez«, pese a que su deuda estaba ya presionada por la oleada de ventas, mientras que estaba bien provisionado.

«Es un banco privado con gestión privada y es uno de los que más presencia tiene en el negocio de pymes», decía Luis de Guindos, quien apostilló: «El Gobierno no tiene nada que decir» sobre el futuro, sino que serán los accionistas. Las caídas del Popular alcanzan el 15% desde la polémica Junta de Accionistas.

Hubo que esperar casi un mes para que el Gobierno, por boca de Luis de Guindos, volviera a salir a declarar. Fue entonces con un sorprendente movimiento al ofrecer a Bankia entrar en una posible fusión con el Popular. Una entidad financiera rescatada, que tenía que digerir BMN, ofrecido en enero al Popular, se haría cargo de un banco comercial que no había recibido ayuda alguna durante la crisis. Pese a ello, reiteraba la solvencia del Popular, pero entonces ¿por qué ofrecer a Bankia entrar en esta operación? El equipo de Saracho aseguró que había ofertas, pero ninguna vinculante, pero sin dar una solución a la crucial situación. Popular mantenía una cotización cercana a los 0,66 euros por título.

Reuniones en Washington justo antes de la quiebra y liquidación del Popular

El 2 de junio fue Íñigo Méndez de Vigo, portavoz del Gobierno, quien trató de calmar al mercado. Las declaraciones se producían tras un nuevo desplome del 35% en apenas una semana. De Guindos no estaba en el consejo de ministros de ese viernes ya que había viajado a Washington. Era el segundo viaje del ministro en apenas dos meses a esa ciudad. Según se publicó, De Guindos había pactado con la presidenta del Banco Santander la solución en caso de la liquidación del Popular. La primera reunión se produjo en abril, justo cuando el Gobierno comenzó a negociar, justo cuando se aseguraba que la entidad financiera no tenía ningún tipo de problema. Se acordó entonces que tanto los accionistas como los tenedores de deuda subordinada sufrirían las pérdidas de toda su inversión.

El 12 de junio, ya después de la quiebra, el ministro Luis de Guindos compareció en el Congreso para explicar la situación del Popular. De Guindos, lejos de retractarse por todas sus anteriores declaraciones y perdir al menos perdón, ya que en cualquier país serio hubiera presentado su dimisión, afirmó que el Popular era «un banco zombi», justificando que fue el Banco Central Europeo (BCE) el que dio la orden al MUR para liquidar al Popular.

Asimismo, aseguró que se había cortado el contagio al riesgo bancario y soberano, pero el mercado se centraba en Liberbank. La Comisión Nacional del Mercado de Valores impedía que los bajistas hicieran su agosto con la entidad expuesta a activos dudosos en Castilla-La Mancha, pero no han hecho acto de presencia en el valor, una decisión que dejó perplejo al resto del mercado, ya que no se entendía cómo no se había hecho lo mismo que con el Popular.

Poco después se han conocido otros movimientos muy extraños sobre el Popular. La mayor gestora del mundo y principal accionista del Santander, Blackrock, vendía acciones poco antes de la quiebra, pero mantuvo su posición en la deuda sénior, una decisión de muy díficil explicación.

Asimismo, organismos oficiales, Ayuntamientos y CC AA, así como empresas de calado como Adif y Renfe, Ineco, Aena y Puertos sacaron dinero del Popular antes de la quiebra. Canarias retiró más de 636 millones de euros.

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