Dilaciones europeas

Dilaciones europeas

RODRIGO RATO
12 marzo, 2021
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Actualizado: 12 marzo, 2021 9:13
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La llegada de Mario Draghi al Consejo de la Unión Europea, como Primer Ministro de Italia, ha puesto sobre el tapete la tensión que varias naciones y desde luego sus poblaciones tienen sobre el desarrollo de la vacunación frente a la COVID 19, con Reino Unido vacunando casi el 40% de su población, Estados Unidos casi el 30% frente al 10% de la UE. Al contrario a la habitual actitud de «no meneallo», el italiano expuso quejas respecto a la gestión europea que hasta su compatriota Salvini respaldó , de vuelta a casa congeló el envío desde Italia de vacunas a Australia. Esta anécdota es una categoría . Los europeos tienen motivos para sentirse insatisfechos ante una situación en las que les va peor que a los demás . Se trata de decirlo y no ser acusados de “malos” europeos. La categoría es que la UE resulta habitualmente, y para casi todo, lenta. Unos dirán que mover a 27 países es complicado, y tienen razón , otros que la burocracia de Bruselas vive aislada y feliz, y también la tienen.

La llegada del mundo post pandemia depende en primer lugar de las vacunas, de su presencia física. Los Estados nacionales tienen capacidad para aplicársela a los ciudadanos, como hacen con tantas otras. Pero hay más cosas. Los estímulos, el crecimiento y el futuro. La UE actuó decisivamente en 2020 sobre todo en demostrar que no iba a cometer los mismos errores de la crisis anterior, mezclar crisis con austeridad como Estados Unidos… pero en 1929. Sin embargo la aplicación del llamado Plan de Recuperación y Resiliencia tardará en empezar 12 meses como poco, hasta el verano de 2021. Mientras tanto cada país está haciendo lo que puede. En todo caso menos que sus principales competidores China y EEUU, que en 2021 o antes recuperarán los niveles económicos de 2019. En temas de pérdidas de empleo y riqueza los retrasos pueden convertir lo coyuntural en crónico . La propia Italia es un buen ejemplo.

Pero la economía mundial de 2021 no es la de 2020. Pese a los extraordinarios compromisos de mantener los intereses cercanos a cero, por parte de los principales Bancos Centrales de los países desarrollados, los tipos están subiendo, más de 50 puntos básicos en EEUU y casi 30 en Alemania. Las curvas se han desplazado hacia arriba y aumentado su pendiente, lo cual indica una previsión de crecimiento futuro. En si es una buena noticia que nos indica más altos tipos en el futuro que en el presente, según los fundamentos económicos van pesando más en las expectativas que las masivas inyecciones de liquidez. Los Bancos Centrales según esta teoría cambiarán en dos años sus políticas ante un mayor dinamismo y una mayor inflación, ya que no solo las curvas de tipos sino también los precios de muchas materias primas están subiendo. Este escenario no es el mejor para el aumento de las deudas, alentadas por los propios Bancos Centrales, aunque es el más positivo para el futuro de la economía mundial: más crecimiento y empleo, con precios más altos.

La base teórica en la sostenibilidad de las actuales políticas macroeconómicas, para muchos no solo el final de la austeridad sino del neoliberalismo que nació en 1980, radica en unos tipos de interés inferiores al ritmo de crecimiento. Así el peso de una mayor deuda puede ser sostenible. Llevamos años viviéndolo, con una caída de casi 4 puntos del PIB, desde 1998, en el montante de intereses que pagan los países desarrollados, aunque el montante nominal de la deuda ha aumentado. Ahora la cuestión es si la caída secular de los intereses durante 30 años ha llegado a su fin. Nada muy llamativo habida cuenta que muchos son negativos, casi 15 billones a nivel mundial en los últimos años. Este cambio de tendencia coincidiría con los mayores niveles de deuda de los Estados desde 1945. Una de las grandes contradicciones de la actual situación.

El otro elemento de la sostenibilidad radica en el ritmo de crecimiento. Tanto China como Estados Unidos, que representan el 45% de la economía mundial, están apostando decididamente en acelerar sus tasas de crecimiento. El Congreso del Partido Comunista chino lo acaba de cifrar como objetivo en los próximos años el 6%. EEUU puede crecer a esa cifra en 2021. La UE va más despacio, pero la influencia de la curva de tipos norteamericana está empujando hacia arriba su equivalente en euros. Lo que no es la mejor noticia para una economía euro todavía lastrada por la pandemia. La UE querrá beneficiarse del doble tirón chino- norteamericano vendiéndoles más. El consumidor norteamericano tiene 1.5 billones de dólares en exceso de ahorro, ¡Menudo tesoro! Ellos a su vez no quieren monedas fuertes para reducir esas exportaciones. Mientras el Mercado Único no acaba de cumplir sus objetivos. La zona euro era hasta 2019 una de bajo crecimiento relativo y fuerte exportación, pero ahora con decenas de puntos de PIB en más deuda el modelo tiene más contradicciones. La habitual lentitud europea no es ahora lo más conveniente. Bienvenida sea la impaciencia del señor Draghi. ¡A ver si resulta contagiosa!

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