Uberizando el fútbol

Uberizando el fútbol

Rubén Gil
25 abril, 2021
|
Actualizado: 23 abril, 2021 10:03
|
PUBLICIDAD

Nos guste o no nos guste el fútbol se ha convertido en un negocio y los clubes, como cualquier empresa del ámbito privado, necesita aumentar sus ingresos para poder sobrevivir.
El anuncio de la puesta en marcha de una nueva competición llamada Superliga y apadrinada por 12 de los equipos más importantes de Europa, ha puesto esta semana patas arriba al deporte rey.

Los defensores de este proyecto, entre ellos los clubes fundadores, argumentan la necesidad de aumentar los beneficios y los ingresos para salvar al fútbol. O al menos para salvarse primero a ellos mismos. Parece una decisión egoísta. Puede serlo, pero como empresas privadas tienen la libertad de decidir que es lo mejor para su futuro. Apuestan por uberizar el fútbol, es decir quitarse de en medio al intermediario (en este caso la UEFA) que tanto exoge y tan poco aporta como está pasando en tantos otros ámbitos de la economía, y crear una nueva competición que les reportaría un buen balón de oxígeno para sus cuentas.

En contra de la Superliga están evidentemente la UEFA que se quedaría sin su parte de la tarta y las ligas profesionales de cada país, temerosas de convertirse en segundo plato con el consiguiente perjuicio económico para sus intereses. También rechazan esta nueva competición algunos gobiernos nacionales argumentando que el fútbol es de los aficionados. Poco les importa luego que esos aficionados tengan que disfrutar del fútbol a horas intempestivas o pagar un precio desorbitado si quieren ir a ver un partido en directo. No les quiero ni contar la factura si deciden hacer este plan en familia. Además si el fútbol es por y para el pueblo, ¿por qué ya no se emiten los partidos más importantes en abierto para que el pueblo pueda verlos de forma gratuita? Y es que no todo el mundo se puede permitir pagar por ver a su equipo. Ya saben, el negocio.

Queridos románticos, no os dejéis engañar. Si el fútbol fuera de los aficionados la Federación Española de Fútbol no se habría llevado las últimas Supercopas de España a Arabia Saudí. Ni la UEFA se quedaría con más de la mitad de las entradas para sus propios intereses en las finales de Champions repartiendo entre los equipos finalistas 30.000 entradas de un estadio de 80.000.

El fútbol en el siglo XXI son clubes estado con presidentes que llegan desde el Golfo Pérsico cargados de petrodólares. El fútbol ahora es un mundial en 2022 en Catar en pleno invierno. Viva el fútbol.

Noticias Relacionadas: