El presidente de la empresa pública Renfe, Álvaro Fernández Heredia, ha afirmado este miércoles que actualmente el servicio ferroviario en España «pasa por malos momentos», aunque hace bueno el dicho español de «mal de muchos, consuelo de tontos» y asegura que son iguales que los de otros países europeos como Alemania, Francia e Italia, como consecuencia de «la desinversión durante tantos años» y también de retomar unas inversiones que conllevan «obras y molestia».
Aunque el presidente de Renfe culpando a la «desinversión durante tantos años» quiere descargar la responsabilidad en Gobierno anteriores a los del PSOE, lo cierto es que Pedro Sánchez lleva ya gobernando siete años, que no son pocos, más bien «tantos».
En una entrevista telefónica con EFE, preguntado por las críticas de la oposición hacia el servicio ferroviario, en concreto por el «caos» que observa el PP, Fernández Heredia ha afirmado que el trabajo de Renfe se centra en conseguir que su servicio sea «uno de los mejores de Europa», aunque en la actualidad es uno de los peores,y no hay día en el que falle algún tren esa por una causa u por otra, casi siempre por averías técnicas, y casi nunca por sabotaje como denunció el ministro de Transportes, Óscar Puente, el último gran caos ferroviario en la vuelta del Puente de Mayo desde Andalucía a Madrid.
Renfe aplica el «mal de muchos consuelo de tontos» y asegura que sus problemas son iguales que en Alemania, Francia e Italia
«Trabajamos por todos los ciudadanos de todos los territorios, independientemente de los colores políticos que gobiernen unos territorios y otros, y por hacer que tengamos uno de los mejores servicios ferroviarios de Europa, cuando el ferrocarril pasa por malos momentos, no solo en España, sino con problemas en Alemania, en Francia y en Italia», ha añadido.
El problema es las incidencias en el tráfico ferroviario en Alemania, Francia o Italia de poco sirven a los usuarios del tren en España que a diario sufren retrasos, que en muchos casos suponen llegar tarde al trabajo, perder enlaces con otros medios de transportes o tener que anular reuniones de negocios, además de tener que pernoctar en los andenes de una estación ante la falta de alternativas de Renfe a los caos que genera.