Talgo, doblemente castigada por el Gobierno: veto a la opa y amenaza de Renfe de demanda judicial
La reclamación de compensaciones económicas por parte de la empresa pública Renfe a Talgo, -que confiaba su futuro industrial y de empleo a la opa pactada con la húngara Ganz Mavag, vetada por el Gobierno, que ofreció a cambio una «fusión industrial» con el fabricante de tranvías checo Skoda-, los retrasos en las entregas de los trenes Avril (S106) se encamina hacia la vía judicial, tras agotarse la fase de conciliación, según se han encargado de difundir de la operadora pública dependiente del ministro de Transportes, Óscar Puente, el autor fallido de la ‘operación Skoda’. Renfe reclama 166,7 millones, una cifra que supera incluso los 166,5 millones de ingresos que tuvo Talgo en el primer trimestre de este año.
La empresa pública exprime el caso al máximo, sin tener en cuenta ni la situación de Talgo ni de sus trabajadores, y reclama al fabricante de material rodante que lo compense tanto por daños y perjuicios por los retrasos en las entregas de dichos trenes (que estima en 166,7 millones de euros) como por las incidencias que se han producido en las unidades puestas en circulación y las indemnizaciones que ha tenido que pagar a los usuarios afectados, aunque muchas de esas incidencias no correspondan a Talgo sino a la propia Renfe o a la también empresa pública Adif, que, al igual que Renfe, está bajo responsabilidad de Óscar Puente, al que no le hizo ninguna gracia las calabazas de fabricante español al ‘novio checo’ (Skoda) que el buscó el exalcalde socialista de Valladolid.
Renfe reclamará en los juzgados a Talgo casi 170 millones de euros que superan incluso su facturación trimestral
Renfe, que presentará su demanda previsiblemente ante un juzgado de lo Mercantil, ya avanzó con anterioridad que exigirá a Talgo compensaciones económicas por las «graves» incidencias técnicas en los S106, sin descartar emprender acciones legales por responsabilidad contractual y extracontractual, para lo que estaba cuantificando el daño reputacional y en indemnizaciones a viajeros.
En 2016, Renfe adjudicó a Talgo por 1.281 millones de euros la construcción de 30 trenes de alta velocidad, 15 de ellos de ancho variable -que pueden circular por vía convencional y estándar-, importe que se eleva a 1.491 millones incluido el mantenimiento de los mismos.
Los trenes debían haber sido entregados inicialmente a partir de enero de 2021 para entrar en servicio aquel verano en los enlaces entre Madrid, Galicia y Asturias, aunque, tras varias modificaciones solicitadas por Renfe, la fecha pasó a julio de 2022.
Finalmente, el fabricante empezó la entrega de los trenes Avril en abril de este año, con dos años de demora, y su circulación por la red ferroviaria se inició el pasado 21 de mayo.
«Causas de fuerza mayor»
Ya en 2022, Renfe advirtió a Talgo de la posibilidad de activar penalizaciones, previstas en el contrato, por un valor de más de 116 millones de euros, cifra que posteriormente la operadora elevó, en una carta dirigida al fabricante en marzo pasado, a los 166,6 millones, al sumar 50 millones más por el lucro cesante derivado de esas demoras.
En dicha misiva, la operadora añadía que si los trenes no iban a poder entrar en servicio antes del 1 de abril, sumaría 80.000 euros diarios adicionales por daños y perjuicios.
Talgo siempre ha atribuido a causas «de fuerza mayor» y «exógenas» a la compañía los retrasos en la fabricación de dichos trenes, entre ellas, caídas en la producción e interferencias en la cadena de suministro generadas por la covid-19 y otros eventos geopolíticos.
Por otro lado, desde su puesta en circulación, los nuevos trenes han protagonizado múltiples incidencias, debido a las averías sufridas (dos tercios de ellas se produjeron en los de rodadura desplazable), provocando importantes retrasos por los que Renfe ha tenido que indemnizar a los usuarios afectados.
En su intervención en el Senado el pasado 23 de agosto, el ministro de Transporte y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, señaló que un 80 % de los Talgo S106 que habían circulado en ese mes registraron demoras, frente a un 25 % de la media del parque de Renfe.
Desde la puesta en servicio de los trenes Avril hasta el pasado 11 de agosto, la puntualidad media fue del 40 %, muy por debajo del 76,3 % de la media de Renfe, explicó entonces Puente.