Pedro Sánchez, ‘el puto amo’: «Yo sigo»

Pedro Sánchez, ‘el puto amo’: «Yo sigo»

29 abril, 2024
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Actualizado: 29 abril, 2024 12:47
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El paripé de Pedro Sánchez, «el puto amo del mundo», según su adlátere Óscar Puente, ha concluido hoy como la mayoría de los españoles esperaba. Pedro Sánchez ha actuado como Felipito Takatún, aquel personaje del cómico argentino Joe Rígoli que triunfó en la España de los setenta con su famosa frase, pasase lo que pasara, de «Yo sigo».

Y tras el anuncio de que seguía al frente del Gobierno, continuó con la función de teatro de los últimos cinco día, con la tragicomedia para España de los últimos cinco años.

Dice Pedro Sánchez que ha decidido seguir al frente del Ejecutivo “con más fuerza si cabe” tras el periodo de reflexión que se ha tomado en los últimos días ante lo que considera una campaña de acoso y derribo contra él y contra su esposa, aunque por el simple hecho de que un juez ha abierto diligencias contra Begoña Gómez para investigar si ha utilizado su posición de Mujer de Sánchez para sus negocios privados.

Sánchez ha hecho ese anuncio en una declaración institucional en el Palacio de la Moncloa despejando, por si alguien tenía alguna duda desde el principio, así la incógnita sobre la posibilidad de que presentara su dimisión.

“He decidido seguir con más fuerza si cabe al frente de la Presidencia del Gobierno de España”, ha subrayado tras exponer la serie de reflexiones que ha hecho estos días preguntándose si merecía la pena continuar o no, algo que él ya tenía claro desde el principio.

“Es un punto y aparte, se lo garantizo”, ha recalcado antes de mostrar su compromiso de trabajar “sin descanso, con firmeza”, por la regeneración pendiente y el avance y la consolidación de derechos y libertades.

Pedro Sánchez, como Felipito Takatún, el personaje del cómico argentino Joe Rígoli, sigue «con más fuerza que nunca»

Para Sánchez, solo hay una manera de revertir “esta situación”, que solo la ha advertido cuando se ha puesto en duda la honorabilidad de su mujer, Begoña Gómez, cuando, por ejemplo, Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, lleva años sufrieron el acoso de la izquierda, incluido el PSOE, contra su familia con ataques personas, el último contra su actual pareja.

Pero es que Sánchez, que no pude acudir a ningún acto público sin ser abucheado, se ve arropado por «la mayoría social, como ha hecho estos cinco días –hubo que contratar autobuses por toda España y pagar el bocadillo para llenar la calle Ferraz de militantes socialistas en apoyo a Pedro Sánchez– se movilice en una apuesta decidida por la dignidad y el sentido común poniendo freno a la política de la vergüenza que llevamos demasiado tiempo sufriendo”, aunque él, desde la moción de censura a Mariano Rajoy en 2018 es la estrategia que ha seguido y liderado, perdiendo las últimas elecciones generales (121 diputados el PSOE por 138 del PP) y accediendo a la presidencia del Gobierno con los votos de independentistas, amnistía incluida, y proetarras.

Ha subrayado que el paso dado es por motivos personales, pero -ha dicho- motivos que todo el mundo puede entender y sentir como propios porque “responden a valores troncales de una sociedad solidaria y familiar como es la española”. Debe ser que en el caso de Isabel Díaz Ayuso o de otros políticos del PP, VOX o ciudadanos no debe ser así y si esos ataques provienen de la izquierda están legitimados porque «están defendiendo la democracia» de la ‘fachosfera’.

Drama y víctima

Y ha asegurado, con ese dramatismo que le caracteriza, intentando pasar por víctima en vez de por verdugo, que esto no va del destino de un dirigente particular, eso -ha apuntado- es lo de menos. “Se trata de decidir qué tipo de sociedad queremos ser”, ha añadido antes de asegurar que España necesita una “reflexión colectiva” que ya ha empezado a hacer en estos cinco días.

Para Sánchez, España lleva “demasiado tiempo dejando que el fango colonice impunemente” la vida política, “contaminándonos de prácticas tóxicas inimaginables” hace apenas unos años, especialmente, aunque eso lo obvia, las que usa él para mantenerse en la poltrona de la Moncloa, eso sí, «sin ningún apego al poder».

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