Sánchez, que no Navantia, anuncia en Barcelona 1.500 empleos en la naval en Cádiz, Ferrol y Cartagena

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que se sepa, no es también presidente de Navantia. La naval, que se sepa, tampoco tiene centros de trabajo en Barcelona. Pero Sánchez está tan necesitado de buenas noticias, tras el deterioro continuo que sufre su Ejecutivo que cae en picado, que ha aprovechado una visita a Barcelona para anunciar 1.500 empleos nuevos en Navantia, eso sí, ninguno en Cataluña, sino en Cádiz, Ferrol y Cartagena. Eso sí, casualidades de la vida, el mismo día que Ford ha anunciado casi tantos despidos en Valencia.

Pedro Sánchez ha dado a conocer esta creación de empleo público en una breve intervención sin preguntas tras visitar el Barcelona Supercomputing Center, en la Universidad Politécnica de Cataluña-Barcelona Tech.

Las contrataciones en Navantia son el resultado, ha indicado el presidente del Gobierno, de «los contratos nacionales e internacionales que está logrando la empresa recientemente y que lo que hacen es potenciar y afianzar una industria que tiene mucho presente y aún más un futuro, como es la del naval». No sé sabe muy bien que tiene que ver este anuncio ni con el Barcelona Supercomputing Center ni su organizador, la Universidad Politécnica de Cataluña-Barcelona Tech. Eso si, ni una sola palabra del ‘Tito Berni’, el caso de corrupción que planea sobre el PSOE, que, como los ERE y los cursos de formación en Andalucía, va acompañado de mordidas, drogas y prostitución, ni de su ausencia en la votación del Congreso para la reforma de la ley del ‘sí es sí’ de Irene Montero, su ministra de Igualdad. que haciendo caso omiso a las órdenes del jefe del Ejecutivo se negaba a cambiarla.

Ha asegurado, por otra parte, que la reforma del sistema de pensiones que presenta hoy el Gobierno en la mesa de negociación con los agentes sociales «va a garantizar el poder adquisitivo de los pensionistas, va a reforzar la equidad del sistema y la sostenibilidad» del mismo para las próximas décadas, una reforma cuyo alto coste económico recae en los empresarios con el destope de las cotizaciones a la Seguridad Social.

Respecto al superordenador Marenostrum-5, uno de los más potentes de Europa y ubicado en el Barcelona Supercomputing Center, en la UPC, el presidente del Gobierno ha considerado que es «una apuesta de enorme valor añadido» porque posiciona a España, a Cataluña y a Barcelona como líder europeo en supercomputación.

Además, supone un ejemplo de colaboración público-privada, con la aportación del 51 % por parte del Estado, y significa «la concreción de una apuesta compartida entre muchas administraciones que unen sus fuerzas», como la Generalitat de Cataluña, la Unión Europea, la UPC, la ciudad de Barcelona y la Diputación de Barcelona, ha apuntado.

Este proyecto tiene un «papel líder en la estrategia del chip y los semiconductores a partir de tres grandes vectores: el de la colaboración con empresas líderes, en este caso Intel», con una inversión de 400 millones de euros en diez años; la innovación, con el diseño de los microprocesadores y la creación de empleo y el impacto social, con 300 puestos de trabajo directos.

Sánchez ha apostado por convertir a la ciudad de Barcelona «en la verdadera capital científica europea» y ha recordado que en la misma se ubican once centros del CSIC, en los que trabajan más de 850 personas y es la novena ciudad europa en la lista de producción científica.

«Tras una década perdida, ahora contamos con un marco normativo que da certeza» a los investigadores y científicos y una Ley de Ciencia, que «blinda» la financiación del sector, ha recalcado.

«Por qué no vamos a convertir a Cataluña y España en un lugar de fabricación de semiconductores y chips, que son tan necesarios?» para el futuro, se ha preguntado Sánchez, que ha mencionado también como estratégicos los sectores del coche eléctrico, la descarbonización, la agroindustria, la industria aeroespacial y el proyecto del naval.

En este último, ha anunciado la creación de 1.500 empleos para la empresa pública Navantia, cuyos trabajadores habían reclamado a principios de este mes que se concretara el futuro estratégico de la firma, que se engloba en el grupo SEPI y cuenta actualmente con unos 4.000 trabajadores.